Más (bomba) que tú

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

30 abr 2017 . Actualizado a las 10:13 h.

¿Quién la tiene más grande? EE.UU. y Rusia acaban de comparar como gallitos sus bombas convencionales (cuánto ganaría el mundo si estuviese gobernado con menos testosterona). Parte de la historia de los explosivos actuales empezó a mediados del siglo XIX: un químico italiano inventó la nitroglicerina en 1847. Es muy peligrosa, al ser muy inestable; por eso Alfred Nobel (el creador del Premio Nobel) se apuntó un tanto al mezclarla con un material absorbente, que redujo mucho su riesgo. Era 1866 y con su invento ganó una fortuna, al mejorar su uso en minería. Casi al mismo tiempo, en 1863, un alemán inventó el TNT, un explosivo que aportó la ventaja de su bajo riesgo de detonación al ser transportado, lo que lo hizo idóneo para uso bélico. De hecho, acabó siendo referencia hasta para medir la potencia explosiva. 

Y aquí quería llegar: existe un ránking que clasifica qué explosivo es más potente. La dinamita de Nobel es unas 1,25 veces más explosiva que el TNT, aunque se puede mejorar con diferentes diseños (por ejemplo el Titadine o la Goma 2, conocidos por haber sido usados por ETA) hasta multiplicar su eficacia por 2.

Pero ese ránking queda reducido al ridículo al considerar que la bomba de Hiroshima equivalió a 15 millones de kilos de TNT, convirtiendo en energía poco más de medio gramo de su masa. Y lo que es peor, la cabeza nuclear del misil Minuteman, cuyo alcance le permite llegar desde EE.UU. a Corea del Norte, es 100 veces más potente que la de Hiroshima.