El maldito gris

Xosé Cuns TRIBUNA

OPINIÓN

PETER NICHOLLS | Reuters

12 feb 2018 . Actualizado a las 07:51 h.

Ya debería tener edad para estar acostumbrado al maldito gris a la hora de luchar contra la pobreza, pero no hay forma. Hachazos como las brutales agresiones machistas (y la demanda de prostitución lo es) cometidas en el 2011 por cooperantes de Oxfam Gran Bretaña en Haití hacen dudar seriamente en si seguir haciéndolo.

Lamentablemente, no hay santos ni ángeles en la lucha contra la pobreza, sino personas con miserias y pequeñas grandezas como cualquiera. Y en casos como este, alimañas. Adiós glamour. Lo único que funciona es tener clara la causa de defender los derechos humanos, constancia, trabajo en equipo y transparencia.

Este fin de semana me he obligado a recordarme las razones por las que soy socio y voluntario de Oxfam Intermon desde hace años, aunque en esta salvajada no estuviera implicada.

Podría comentar todas las explicaciones que me han inundado, empezando por las de su director, del trabajo inmenso que realizan miles de personas voluntarias o de su casi obsesión por la mejora continua y la innovación. Su coherencia para denunciar con rigor las causas de la desigualdad en España, aún a pesar de los riesgos y enemigos que supone.

Pero sobre todo me ha emocionado acordarme de Relinda Sosa. Ella y otras miles de mujeres víctimas de la violencia que en Lima y por todo Perú impulsaron comedores populares y hoy son un ejemplo contra el analfabetismo, la pobreza y la defensa de la dignidad. De cómo se ha apoyado a miles de campesinos de Paraguay para que no perdieran sus tierras, a organizaciones dominicanas que defienden el derecho a la vivienda, o a nicaragüenses que luchan contra la violencia de género juvenil.

En una balanza sigue valiendo la pena confiar en Intermón. Quizá sin el Oxfam al lado mientras no se exijan responsabilidades penales y no solo disculpas o dimisiones.

Xosé Cuns es autor del blog «No me pidan calma» en www.lavozdegalicia.es