La cruda realidad

Tino Novoa EN LA FRONTERA

OPINIÓN

Juan Carlos Hidalgo | efe

28 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo malo de las ensoñaciones es que en algún momento se evaporan y entonces toca enfrentarse a la cruda realidad. Le ocurrió a Rajoy y le sucede ya a Sánchez. El pensamiento desiderativo se ha convertido en una constante de nuestros políticos, y eso no es nada bueno. Porque dejarse llevar por la ilusión y confundir la realidad con la fantasía está bien para quien quiere evadirse de las dificultades de la vida, que es justo lo contrario de lo que debe hacer un gobernante, obligado a encarar los problemas de la ciudadanía para ofrecerle soluciones viables. Pero la lógica y el sentido común dictan que tal cosa es imposible cuando un partido solo dispone del apoyo de una cuarta parte de los diputados del Congreso. Y la realidad se ha impuesto en cuanto ha aparecido la primera dificultad en el recorrido del Gobierno. La votación de ayer ha puesto a Sánchez ante el espejo de su soledad parlamentaria. La moción de censura alumbró una mayoría coyuntural, pero quienes entonces se aliaron para echar a Rajoy se miran ahora con absoluto recelo, con un ojo puesto en la larga carrera electoral que ya ha comenzado. Porque, por mucho que repita Sánchez que piensa agotar la legislatura, batacazos como el de ayer demuestran que tal empeño está condenado al fracaso. Si realmente existiera, porque más bien parece una pose. Para gobernar necesita negociar los apoyos a cada trámite. Lo ha hecho, por ejemplo, con RTVE, pero ni parece haberlo intentado con el techo de gasto, arco de bóveda de la negociación presupuestaria. Más bien parece una maniobra para poner en evidencia que hay una política económica alternativa y que los recortes eran una opción ideológica del PP, no una imposición de la UE. Además, sitúa a Podemos ante el dilema de apoyarla y diluirse, o vetarla, como hizo ayer, y convertirse en aliado de facto de los populares. Pero desde el partido de Pablo Iglesias no están dispuestos a torcer el brazo, y menos gratis. Son estratagemas para posicionarse de cara a una batalla electoral que es imposible que se prolongue hasta el 2020. Demasiado tiempo de espera.