Es innegable que la cantidad de artículos y noticias que se publican sobre el cambio climático y sus efectos aumenta día a día. Y aunque cada vez es más difícil considerar este tema como algo ajeno a nuestra vida, no siempre somos conscientes de la repercusión que tienen nuestros hábitos sobre este fenómeno. Cada residuo que generamos, cada bolsa y vaso de plástico que usamos y tiramos; o cada vez que usamos el coche privado, teniendo alternativas como el transporte público, estamos favoreciendo la emisión de gases de efecto invernadero y cambios en el clima.
Sabemos que el clima no es algo inmutable, sufrió y seguirá sufriendo variaciones naturales a lo largo del tiempo. Estas variaciones naturales se producen lentamente, en escalas de tiempo muy largas, superiores a la duración de la vida humana.
No obstante, en el último siglo la acción del hombre se ha sumado a estos cambios naturales, provocando modificaciones del clima visibles en el período de tiempo de la vida humana.
La causa de esta aceleración se debe al aumento de gases de efecto invernadero. El efecto invernadero se produce de forma natural por la presencia en la atmósfera de una capa formada por vapor de agua, dióxido de carbono y metano, entre otros gases, que retiene parte de la energía que llega del Sol. Alrededor del 70 % de esta energía solar que alcanza la superficie de la Tierra es devuelta al espacio, pero parte de ella es retenida por los gases de efecto invernadero y vuelve a la superficie terrestre. Este efecto natural es el responsable de que la temperatura en la superficie de la tierra se mantenga lo suficientemente caliente como para hacer posible la vida sobre el planeta.
En la línea de lo que indico anteriormente, las actividades humanas provocan un incremento de la concentración de los gases que producen este efecto invernadero. La consecuencia es un aumento de la radiación remitida a la Tierra y un incremento de la temperatura sobre la superficie terrestre, provocando cambios en el clima.
Existen multitud de evidencias científicas que ponen de manifiesto esta alteración climática. Enfrentarse a sus consecuencias, y a las implicaciones sociales, económicas y ambientales que ya está provocando, es uno de los mayores retos que tiene actualmente nuestra sociedad.
Este reto supone frenar las causas del aumento de la temperatura de la Tierra y adaptarnos a los efectos presentes y futuros del cambio climático. Es una tarea a la que todos tenemos que enfrentarnos sin dilación y conscientes de que exige de nosotros modificar hábitos y actitudes. ¿Empezamos?