![Plenario de En Marea del 27 de octubre](https://img.lavdg.com/sc/Koe2acnX-b3s7dna1ieGVj9-1HI=/480x/2018/12/18/00121545169742122157303/Foto/eup_20181215_175927610.jpg)
La actualidad de En Marea y de Podemos Galicia la marcan las disputas y reproches entre ambas organizaciones durante el bizarro proceso de renovación de su dirección política. Y así, de paso, se evita el debate real que debería estar dándose tras el mensaje que los resultados de las elecciones andaluzas han dejado sobre la mesa y que indica, una vez más, que el tiempo de las confluencias ha pasado para no volver. Es muy triste ser testigo de cómo aquellos que en su día nos confrontaron enarbolando la defensa de En Marea como espacio de confluencia no han tardado ni 20 días desde que se hicieron con la dirección de Podemos Galicia en dilapidar el patrimonio político de ambas organizaciones (Podemos y En Marea), arrastrándolo por el barro, enfangándolo con procesos y prácticas muy cuestionables y con cruces de acusaciones ante la opinión pública que solo sirven para evidenciar la carencia de empatía, de organicidad y de respeto hacia el electorado y la militancia.
Es inaceptable el contenido de los boletines que los inscritos gallegos hemos estado recibiendo (más bien sufriendo) por parte de la nueva dirección, tratando de justificar sus propios desmanes y despropósitos. Algo que, se mire por donde se mire, resulta inaceptable en la que es la primera fuerza de la oposición en Galicia. Lamentable que quienes nunca creímos a pies juntillas en esa fórmula la hayamos cuidado más, por responsabilidad ante los votantes, que quienes eran sus más fervientes defensores.
Podríamos pasar por alto el transfuguismo de todas las personas que hoy integran la dirección de Podemos Galicia, que primero eran errejonistas, después críticos proconfluencia y ahora pablistas de toda la vida... Lo que no debemos pasar por alto es el grado de inmadurez y de puerilidad con el que se está actuando y comunicando todo lo relativo a este proceso de renovación de En Marea, en el que la nueva dirección de Podemos Galicia no ha escatimado recursos en hacer una campaña llamando a sus inscritos a hacer algo tan serio como afiliarse a En Marea, con un desembolso económico importante para el envío de SMS para, a renglón seguido, cruzarse reproches y acusaciones propias de una discusión entre trileros.
Las acusaciones vertidas sobre las irregularidades en el proceso y el acceso no autorizado al censo de En Marea son muy serias. Y son aún más serias si las comparamos con las cacicadas llevadas a cabo en las recientes asambleas ciudadanas gallega y municipales, o en otras comunidades autónomas, donde los reglamentos parecían estar impresos en rollos de papel higiénico, viendo el uso que hicieron de ellos.
La pérdida de transversalidad de Podemos, la escora hacia el vetusto discurso de una Izquierda Unida (que nunca lo estuvo) o el seguir apostando por fórmulas que obedecen más a intereses y proyectos personales que a la lógica y el análisis de la realidad, hacen que los que sí creemos y apostamos por el cambio político real y al servicio de las personas, debamos preocuparnos (y mucho) por el callejón oscuro en el que quienes dirigen nos están metiendo.