¿Debe España responder a la petición de perdón de Obrador?

El presidente mexicano pidió por carta a Felipe VI y al papa una disculpa por la conquista del país. Este martes el Gobierno de Obrador le restaba hierro al episodio de tensión pero insistía en la petición de disculpas

El Gobierno mexicano quiso quitar hierro este martes al episodio de tensión generado con España tras la petición de disculpas por los abusos cometidos durante la conquista de México. Pero a pesar de considerar que no va a suponer una ruptura en las relaciones entre ambos países, el Gobierno mexicano insiste en que las autoridades españolas deben pedir perdón.

«No, para nada. No se pone en riesgo (la relación bilateral). Es un asunto de voluntades, y de conciencia, de cada quien», dijo el mandatario, quien defendió de nuevo su propuesta a fin de «avivar nuestra memoria histórica».

El 67 % de los mexicanos opina que España no debe pedir perdón por la conquista. Ese el resultado de una encuesta lanzada por el diario mexicano El Universal, en la que se registraron más de 35.000 votos. 

El Gobierno español, que rechazó «con toda firmeza» la petición de López Obrador, lamentó por su parte que el presidente mexicano hiciera público este lunes el contenido de esta carta enviada el 1 de marzo.  Solo Podemos aplaude que España pida perdón por la colonización de México.


En contra

Obrador y Pablo Iglesias

A López Obrador le ha dado por pedir explicaciones y exigir perdones por los desmanes que en su día hicieron Hernán Cortés y compañía, a mayor grandeza del imperio español. Un disparate que no viene a cuento y cuyo beneficio para los mexicanos, a quienes se debe AMLO, es más que cuestionable.

Dicen que el presidente de México, un país que en el pasado se portó de manera impagable con nuestro país acogiendo exiliados de la Guerra Civil, es un populista profesional y que ha recurrido a esta argucia de la pérfida España conquistando América a sangre y fuego para tapar los serios problemas de gobierno que tiene sobre la mesa.

Nadie se imagina a Hernán Cortés regalando flores en cada territorio que conquistaba. Como no fueron flores lo que repartieron los romanos en su día en la península ibérica, ni chuches lo que trajeron las tropas francesas, ni perfumes los árabes que se quedaron ochocientos años en esta tierra. Ni los italianos, ni los franceses, ni los musulmanes nos han pedido perdón, ni falta que hace porque todos sabemos que la historia está construida con pilares sangrientos y que difícilmente encontraremos un país que esté libre de pecado en esto de haber cometido alguna que otra masacre.

Allá López Obrador y su extravagante petición al rey de que pida disculpas. Con su pan se lo coma. Lo que resulta increíble es, una vez más, la postura de Podemos, quien da un tufillo de desprecio, cuando no odio, hacia todo lo que significa España. «López Obrador es el digno Presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la Conquista. Si gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas». Este es el mensaje de la portavoz adjunta de Unidas Podemos en el Congreso, Ione Belarra.

Los de Pablo Iglesias no tienen límite en su cruzada antiespañola. Se alían con todos los nacionalistas que quieren acabar con la unidad del país, tienen alergia a todos los símbolos nacionales y se meten en todos los berenjenales que tengan como objetivo debilitar las instituciones del Estado.

López Obrador, desde México, puede decir cualquier boutade que se le ocurra. Pero es más preocupante lo que tenemos dentro de casa.

Autor Fernando Hidalgo es subdirector de La Voz de Galicia

A favor

Unha carta para responder

Andrés M. López Obrador (AMLO) enviou unha carta a dous destinatarios: el-rei de España e o papa de Roma. Trátase dun asunto simbólico, pero que encaixa no seu estilo político, convencido de que está a protagonizar a «cuarta transformación» de México, despois de dúas revolucións (1810 e 1910) e unha reforma feita polo seu admirado Benito Juárez. A carta vai dos efectos da conquista de Hernán Cortés e do seu triunfo sobre Moctezuma. Recoñece que «hai feridas abertas», que se deben «recoñecer os erros» e suxire que se debería facer unha reflexión entre España e México sobre aqueles feitos, erros e feridas. Non me consta que o papa estea convocado a esta mesa de debate.

É probable, como adiantan algunhas decisións tomadas en España, que a carta sexa repudiada en nome dun vello nacionalismo ofendido que reacciona contra unha insinuación de matricidio. Ou que se considere inapropiado fundar relacións diplomáticas presentes mediante un revisionismo histórico. Creo que esta iniciativa de AMLO modifica de forma substantiva reaccións análogas, pero menos matizadas, que se produciron con motivo do quinto centenario, especialmente por boca de Fidel Castro. O que está en causa non é repudiar o pasado, senón reescribilo de modo compartido, con ese sentido da historia que caracteriza ao presidente mexicano.

O que acontece é que interpretar aqueles feitos non é tarefa que se poida facer por decreto nin por acordo político. Tampouco por decisión tomada en congresos de historiadores, que non poden atribuír responsabilidades sobre actos producidos hai cinco séculos. O máis asisado é tomar nota do pedido de AMLO e proceder en consecuencia: sustentar cunha previa reflexión intelectual as bases dunha relación diplomática que tivo momentos tan felices como as do exilio republicano acollido polo presidente Lázaro Cárdenas, e que poden ser recuperadas no futuro. A lendaria diplomacia mexicana e a súa sólida historiografía son os mellores argumentos para entrar neste debate e, de paso, seguir analizando enigmas que xa cativaron aos coetáneos da conquista. Porque se hai un acontecemento histórico difícil de interpretar son as decisións individuais que tomaron Moctezuma e Cortés.

Esta carta non terá moito recorrido porque os seus destinatarios parecen pensar que se trata dunha petición extemporánea. Pero hai que recordar que procede dun neto de gachupín que reside actualmente na praza do Zócalo, á beira do palacio de Moctezuma e preto da morada do último tlatoani que foi Cuathemoc. Cando menos mostra que posúe un grande sentido da historia, da que non deberían carecer nin o monarca de España nin o papa de Roma.

Autor Ramón Villares es catedrático de Historia Contemporánea
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