Las candidaturas a los Globos de Oro han colocado a Kirsten Dunst entre las finalistas de la categoría de mejor actriz de comedia. No tendrá fácil medirse con valores seguros como las intérpretes de Fleabag y La maravillosa señora Maisel, pero se ha merecido compartir con ellas palmarés. La que fue protagonista de Spiderman, María Antonieta y Melancolía encarna con solidez su papel de la desesperada antiheroina Krystal Stubbs, una desesperada madre que pelea por criar a un bebé y cubrir deudas en Cómo llegar a ser Dios en Florida. A su dura batalla diaria como empleada de un parque acuático venido a menos, se añaden una serie de catastróficas desdichas que empujan a esta exreina de la belleza a vivir entre caimanes y convertirse en eslabón de una estafa piramidal guiada por un líder pseudorreligioso, un negocio que disfraza con filosofías motivadoras las promesas de una prosperidad que está al alcance de la mano vendiendo mercancía en cadena.
En los tres capítulos emitidos hasta ahora en España, Dunst consigue atrapar al espectador dejando que este lea en su mirada los pensamientos y contradicciones de alguien abocado a secundar una tarea que desprecia. Los grimosos promotores del timo merecen que todo les salga mal, pero el público espera que a ella le vaya bien.