
En julio, votaremos. Y serán las elecciones más extrañas que hayamos vivido. Porque son consecuencia de la primera suspensión electoral de la historia. Porque serán en pleno verano. Porque se celebrarán con la amenaza latente del covid-19. Porque no se sabe si la población se va a atrever a ir a votar como en anteriores citas o solo acudirán unos pocos...
La única certeza es que deberán ser los comicios más seguros de la historia. Con la salud de los ciudadanos no se juega y eso obliga a Feijoo a asumir el compromiso ante todos los gallegos de que solo se llevarán adelante en la fecha que se determine si las condiciones sanitarias lo permiten.
La confirmación de que julio, porque se adapta a ese marco, es el mes más probable para la convocatoria, no ha gustado a los partidos de la oposición. De un lado, por la forma, porque han tenido que enterarse por televisión. Poco hubiera costado al presidente de la Xunta comunicarle a los partidos su propuesta antes de hacerla pública. Una mera cuestión de respeto -solo al presidente corresponde decidir la fecha-, ya que también tuvo el respaldo de sus rivales para la suspensión electoral. Pero sobre todo escuece por el protagonismo que ha acaparado Feijoo en los dos últimos meses. Como responsable de dirigir la salida de los gallegos de la crisis, ha acaparado titulares y telediarios, mientras que la oposición, literalmente confinada en su casa, ha tenido que conformarse con algún que otro tuit, con alguna que otra pataleta en las redes sociales.
Esa intensa exposición es también un arma de doble filo: se beneficia de los éxitos (ahora la curva sopla a favor) pero también lo coloca en el centro de la diana cuando afloran fallos en la gestión de la crisis (¿y si en estos dos meses se cometen errores?).
La oposición debe entender que eso es lo que van a juzgar los gallegos: si la relación entre los éxitos y fracasos en los últimos cuatro años, y especialmente desde marzo, hacen a Feijoo merecedor de repetir, o si lo que necesita Galicia es un cambio para afrontar los enormes desafíos que depara el futuro.