A Diego Méntrida yo lo contrataría

Rafael Arriaza
Rafael Arriaza EN LÍNEA

OPINIÓN

30 sep 2020 . Actualizado a las 12:46 h.

De vez en cuando, hay cosas que me devuelven la confianza en el género humano. No son muchas, y no abundan especialmente en esta época. O a lo mejor, no han abundado nunca, pero ahora las vivo con otra perspectiva. Será que me voy haciendo mayor o que el mundo se está volviendo loco. En medio de este año desquiciado, en el que cada uno tira para su lado y se ha acabado generando una situación caótica por la conversión de un problema de salud pública en un problema político, en el que alguien se ha fumado las normas de competición del fútbol con intereses oscuros para hacer pagar el pato al menos culpable, y en el que se despiertan rencillas olvidadas y se juzga el pasado con los ojos del presente, cada vez que veo detalles de generosidad, no puedo dejar de agradecerlos. Casi todos estos detalles que me reconcilian con el mundo, están siendo protagonizados por héroes anónimos . La antítesis de muchas figuras políticas y supuestas celebridades que nos quieren influenciar desde sus pedestales mediáticos y a los que en otras épocas se habría enviado directamente a la plaza del pueblo para emplumarlos en un cepo como advertencia para el resto de la población de que su comportamiento no merecen respeto ni imitación.

Después de 6 meses en dique seco, los triatletas españoles pudieron volver a sentir la adrenalina de la competición en Santander. Nadie se lo quería perder, pero pocos aspiraban a superar a Javi Gómez Noya. Al final de la prueba, con Javi ya ganador, quedaban dos puestos libres en el cajón. Me imagino la tormenta en la cabeza de los atletas que se iban disputando esas preseas, acercándose a meta y calculando sus posibilidades, cuándo atacar para descolgar al rival que amenazaba el resultado, y a la vez, cómo regular las fuerzas restantes, que al final de una prueba de triatlón van ya justitas. Y en estas, a tan solo 25 metros de la línea de meta, un corredor británico, James Teagle, adelanta a Diego Méntrida, madrileño, que era en ese momento tercero. Pero Teagle se equivocó de camino y se fue contra las vallas que cerraban el paso. Y al darse cuenta, Diego dudó unos segundos y después se paró justo en la línea. Esperó a Teagle y le permitió pasar y alzarse con el tercer puesto. A juzgar por las imágenes, solo después de pasar la línea el británico fue capaz de entender lo que había ocurrido y fue a buscar a Diego para agradecérselo. El corredor español -que estudia un doble grado de Fisioterapia y Ciencias del Deporte- es uno de los corredores que antes del confinamiento habían mostrado una mejor progresión, y para el que probablemente un podio en una prueba así significaría mucho, pero en unas declaraciones que hizo durante el confinamiento, a cuenta de los resultados que tenía en las competiciones virtuales en bicicleta, decía que no entendía a los tramposos, y que ganar a cualquier precio no entraba en su cabeza. A veces, la vida permite que alguna gente demuestre si lo que dice es realmente lo que cree, y este triatleta lo ha demostrado. A mí con esto me vale para calibrarlo. De hecho, si algún día busca trabajo y quiere cambiar Madrid por Coruña, no necesitaré que me envíe su currículo académico. Un tipo que hace algo así es alguien en quien puedes confiar y estar seguro de que va a ser un buen y honesto profesional. Ojalá hubiese más.