Trastorno por atracones

Carmen Reija
Carmen Reija LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

VALYISKAYA SVETLANA

28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El DSM-V incluye en la categoría de «trastorno por atracón» (BED Binge Eating Disorder) a las personas que se dan atracones de comida de forma recurrente acompañados de pruebas subjetivas y comportamentales de falta de control sobre la alimentación y de malestar clínicamente significativo. Especifica la gravedad del trastorno en función de la frecuencia con que se producen.

Estos atracones no pueden ir acompañados de las conductas compensatorias típicas de la bulimia nerviosa (purgas, ayuno, ejercicio físico excesivo, vómitos autoinducidos, abuso de laxantes y diuréticos u otros fármacos similares). Además, para su diagnóstico, no pueden presentarse exclusivamente junto a anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno de evitación-restricción de ingesta de alimentos.

Un atracón se refiere a la ingesta en un período corto de tiempo (por ejemplo, 2 horas) de una cantidad de comida superior a la que la mayoría de la gente podría consumir en ese mismo espacio de tiempo. En los atracones patológicos además:

1.- Deben producirse al menos un día a la semana durante 3 meses.

2.- Sentir pérdida de control sobre la ingesta durante el episodio.

3.- Comer mucho más rápido de lo normal, gran cantidad de comida aunque no se tenga hambre hasta sentirse desagradablemente lleno, y hacerlo a solas por vergüenza.

4.- Sentirse a disgusto con uno mismo, deprimido o culpable tras el atracón y con un importante malestar al recordar lo sucedido.

Se considera un problema de control de impulsos multicausal. Influyen factores biológicos (alteraciones del hipotálamo y déficit de serotonina), psicológicos (el estrés o un problema de control de impulsos) y sociales o culturales (la insatisfacción corporal por la presión social activa la necesidad de seguir dietas, lo que provoca el inicio del trastorno).

Se encuentra muy relacionado con la obesidad. Resulta nocivo sentirse mal con uno mismo y dar importancia a lo que opinen los demás. Seguir una dieta restrictiva sin control profesional, los consejos de las amigas, situaciones de estrés (familiar, laboral, etcétera.), la presión social, etc. pueden desencadenarlo.

Aunque puede confundirse con otros trastornos del comportamiento alimentario y pasar desapercibido, se ha establecido como criterio diagnóstico la existencia de episodios repetidos de atracones con sentimiento de pérdida de control de la situación sin actividades compensatorias.

El tratamiento es multidisciplinar y se deben controlar las crisis compulsivas. Se puede tratar desde varios frentes: nutricional, psicológico y psiquiátrico. Lo primero es convencerse de que existe el problema y acudir al médico. Es imprescindible para la recuperación. Los especialistas inciden en la importancia de la prevención y la actuación precoz para aumentar las posibilidades de curación. La educación sería la base de la prevención. Aprender a comer, a aceptar (y aceptarse) a cada uno como es, a minimizar la importancia de la opinión de los demás y evitar que se burlen de los niños «gorditos» resulta fundamental.