Ferrolterra, ¿la cruz y la cruz de la transición energética?

Beatriz García Couce
Beatriz Couce EN LA GRADA

OPINIÓN

JOSE PARDO

13 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una central térmica alimentada con carbón y una fábrica de palas eólicas que se encuentran a unos diez kilómetros de distancia. En plena apuesta europea por la descarbonización de la economía y por la generación de electricidad con energías renovables parecería entendible que la primera se vea abocada a sus últimos coletazos y la segunda a un futuro prometedor, llena de pedidos y con contrataciones de personal.

Pues en la comarca ferrolana asistimos estos días al esperpento del anuncio del cierre de la factoría de palas que tiene la empresa Siemens Gamesa en As Somozas, una de las cuatro del país y la única que le quedaba a la multinacional en España. En un escenario de clara expansión de los proyectos renovables, cuando solo en España se prevé la instalación de 60 gigavatios en los próximos diez años, el argumento que aporta la empresa para cerrar las instalaciones es que no son competitivas. No falta a la verdad si se la compara con la factoría que adquirió en Portugal hace menos de dos años, una macroplanta con un puerto cercano que hace que tenga muchos menos costes logísticos que la de As Somozas, pero tampoco hay que obviar que si a la factoría de la comarca ferrolana se la hubiese dotado de inversiones, algo que se le ha negado en los últimos años, y adjudicado algún nuevo modelo de aspa con proyección en el mercado, también presentaría otros ratios diferentes a los actuales.

La multinacional quiere bajar la persiana de la factoría y despedir a 215 trabajadores, y más pronto que tarde podremos ver cómo las empresas adjudicatarias de los parques que se vayan aprobando, muchos de ellos en Galicia, contratarán las palas de sus aerogeneradores a Siemens Gamesa, que las fabricará en el país hermano. Habrá quien apele a la libre competencia y a las reglas del mercado, cuando el sector energético de esta comarca sabe bien que otros países protegen sin rubor su industria. Que se lo pregunten a Navantia y Windar Renovables, que tienen que ejecutar en Francia parte de la obra de las jackets -estructuras que sustentan los aerogeneradores en el mar- para el que será el primer parque de eólica marina de Iberdrola en ese país. Al Gobierno galo no le tembló el pulso al exigir ese grado de compromiso industrial para que sus empleados se beneficien de una industria en auge.

Mientras asistimos al anuncio del cierre de la planta de As Somozas, estamos pendientes de lo que decidirá Endesa sobre el futuro de su central de carbón. Por lo pronto, estos días, por obra y gracia de Filomena están operando dos de sus cuatro grupos. No obstante, la empresa ha solicitado su cierre y aboga por otros proyectos verdes, ligados a la industria del viento y al hidrógeno. Por ahora, en Ferrolterra, la transición energética no parece tener la cara y la cruz. Nos quedamos únicamente con lo segundo.