El oficio de Nuria Roca

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

03 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En pleno confinamiento primaveral, El hormiguero fue uno de los primeros programas que se saltó los mandamientos televisivos sobre calidad de imagen y sonido para hacer entrevistas a distancia por medio de vídeos caseros. El lunes fue el propio Pablo Motos el que tuvo que participar por videoconferencia, mientras Nuria Roca ocupaba su silla. Por primera vez en quince años Motos no se presentó a trabajar. Ni los más tristes fallecimientos familiares habían conseguido que faltara a su cita habitual de las diez menos cuarto durante más de dos mil programas. Su primera baja laboral es otra de las muescas que se anota el coronavirus, que juega al despiste diciéndole que ahora es negativo, ahora es positivo.

El covid hizo que Motos tuviera que delegar y quedarse en casa con esa sensación, verbalizada por Luis Piedrahita, de quien le deja las llaves del coche a un sobrino para que haga prácticas. La audiencia se dio cuenta, sin embargo, de que Nuria Roca no es ninguna principiante. Desde que fue domadora de animales en Waku Waku ha adquirido las tablas suficientes para amansar a las famosas hormigas disimulando que el corazón se le salía del pecho. Con frescura y soltura condujo el programa y entrevistó a Maluma, también por videoconferencia, con la comodidad que dan esas charlas promocionales. Roca demostró, ay, que nadie es insustituible.