
¿Qué le dices a un paciente covid ingresado al que su familia le acaba de comunicar por teléfono que su mujer, también enferma covid, acaba de fallecer. Estas situaciones dramáticas, muy raras antes de la pandemia, excepto accidentes o catástrofes, ahora son dolorosamente frecuentes. Esto es la pandemia. Esto es con lo que tienen que lidiar nuestros médicos y enfermeras todos los días. ¿Entendéis ahora el cansancio y la presión que llevan meses soportando?
Por eso, que a nadie se le ocurra mencionar nada parecido a «salvar la Semana Santa», ahora que por fin los contagios y los ingresos empiezan a bajar muy poco a poco. Comprendo eso que los expertos llaman fatiga pandémica, la sufro en carne propia; como todos, estoy hasta las narices y quiero poder empezar a hacer vida normal. Pero para poder llegar a eso todavía nos falta, y por eso hay que seguir practicando el autocontrol. Piensen ustedes que solo en la última semana llevamos más de tres mil muertos y que las uci siguen a tope.
La vida es una carrera de fondo. No se trata tanto de velocidad (aunque algunas veces haya que correr) cuanto de resistencia. Y tampoco se trata de llegar en solitario a la meta (porque la vida sin los otros es un infierno o, sencillamente, imposible), sino de llegar todos juntos y de ir disfrutando, en la medida de lo posible, del camino. Poner a la gente por encima de tus planes y tus apetencias, ese es el secreto. Todo es cuestión de compasión y de sentido común.