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Encontrar excusas para reír es una de las necesidades esenciales en estos días y Dani Rovira ha llegado a televisión en el momento oportuno, y por partida doble, para subir la cuota de humor disponible. Primero debutó en La 1 con La noche D, un programa temático y semanal cargado de buenas intenciones, con secciones y colaboradores diversos, al que él aporta ese plus intransferible que le da su personalidad.
Además, Netflix acaba de estrenar un especial titulado Odio, un largo monólogo del cómico grabado en directo en Málaga durante la pandemia. En él Dani Rovira sale al escenario sin frenos para mostrarse tal como es entre chistes, juegos de palabras y un punto de rabia contenida. Lo hace con el coraje de quien ya ha visto la vida del derecho y del revés sin caer en la amargura. El humorista empieza bromeando acerca de sí mismo y de la enfermedad que lo ha tenido durante un año negociando con San Pedro. «¡Dani, sube!», lo apremiaba el santo, y él respondía: «Baja tú, que es el mismo camino». Rovira no se corta. Lanza pullas sin piedad sobre Messi y se atreve incluso a chinchar a la plataforma que lo acoge por su modelo de reproducción de series en bucle. Su debilidad por los perros ocupa buena parte de su monólogo y le sirve para ponerse serio un instante y compartir una emotiva lección de vida que aprendió al descubrir que la auténtica felicidad está en las cosas más sencillas.