¿Qué leyes regirán Marte?

Andrea Santos López PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

María Pedreda

13 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La ambición humana no tiene límites, y si los tiene, a día de hoy se localizan a 401 millones de kilómetros, en Marte. Posando nuestros ojos más allá de la International Space Station nos encontramos ante un hito histórico: la Misión Especial del Programa de Exploración de Marte de la NASA. Tras siete meses de viaje espacial el robot Perseverance Rover (apodado Percy) amartizó en el cráter Jézero de Marte el 18 de febrero de 2021. Percy no amartizó solo, tres chips con 11 millones de nombres de personas que participaron en la campaña Send Your Name to Mars le acompañaron.

Junto a los desafíos tecnológicos que esboza la colonización del espacio brota un mar de dudas legales.

El corpus iuris spatialis es del que emanan los principios más vitales: el de no apropiación, de libertad de exploración y explotación, de uso pacífico y de cooperación y asistencia mutua. Todos ellos a merced del supremo que designa al espacio ultraterrestre, la Luna y los cuerpos celestes como zonas «Patrimonio Común de la Humanidad». Esta máxima se ve amenazada por el amparo jurídico a actores privados por parte de algunos estados que, al no adherirse a ciertos tratados, creen tener ventaja en vacíos legales derivados de ello. Se convierten así en peligrosos «paraísos fiscales espaciales» permitidos, caso de los Estados Unidos o de Luxemburgo, que mediante su fórmula antijurídica dotan a las empresas que se asientan en ellos de plena libertad de explotación de recursos espaciales haciendo que sean susceptibles de apropiación.

Este nuevo proceder está olvidando que mediante el derecho internacional se limitan actuaciones que incumben a toda la humanidad y que lo consuetudinario obliga a todos los estados, sin excepción alguna.

A pesar de la gran dicotomía entre países por las diferentes políticas y grado de tecnologías, que reine la ley del más fuerte o una guerra comercial espacial es algo inaceptable en la comunidad internacional. En palabras de Georges Abi-Saab, «el derecho internacional está condenado a convertirse en el derecho interno de la humanidad».

La desiderata sería crear un derecho propio para la Luna y Marte hecho por juristas. Hoy, podríamos conformarnos con una Organización Mundial del Espacio que fomentara y promoviera la cooperación internacional y la opinio iuris. Contar con una organización internacional resultaría más coherente para la gestión de una zona que se considera «Patrimonio Común de la Humanidad».