Jugué mi corazón al azar

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Ueslei Marcelino

09 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho antes de que el escritor colombiano Gabriel García Márquez narrase la vida de la familia Buendía o relatase la peripecia del ahogado más hermoso del mundo -que tenía cara de llamarse Esteban-, otro escritor de aquel país caribeño, José Eustasio Rivera, escribió una obra cuya lectura aún hoy conmociona a quien se acerca a ella. Se titula La vorágine y su principio, como el de El Quijote, se recita de memoria por gente que nunca ha abierto sus páginas: Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia. Se narra la huida por la selva amazónica de una pareja de amantes que van a dar de cabeza al infierno creado en torno a la explotación del caucho. Van al corazón de las tinieblas.

Hace poco más de un siglo recorrió aquellas tierras Roger Casement, el cónsul británico que había investigado las matanzas del Congo, y que Vargas Llosa hace protagonista de El sueño del celta -y que, por cierto, había conocido y aconsejado a Conrad cuando este remontó el río Congo para escribir su famosa obra-. Casement de nuevo encuentra aquí el horror que había visto en África, pero cambia el nombre de Leopoldo II de los belgas por el de los Hermanos Arana y la Peruvian Amazon Company. Hoy Colombia ha pasado por las hecatombes de los cárteles de la droga y la larguísima guerra civil. Yo visité el Hay Festival de Cartagena de Indias poco antes de la pandemia, en enero del 2020, y se respiraba paz y cultura. Pero contra la vorágine no existe vacuna.