El jefe es el jefe

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Mariscal

12 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No deberíamos, pero la mayor parte de las veces lo olvidamos y no lo tenemos presente. El jefe es el jefe. Siempre. Y cuando no se tiene en cuenta este principio, es el propio superior el que se encarga de recordarlo. Lo acaba de hacer Pedro Sánchez dejando fuera del Ejecutivo a siete de sus miembros, entre ellos los sólidos, influyentes y fieles pajes Ábalos, Carmen Calvo y el controlador Iván Redondo. Todo un seísmo y sin precedentes en nuestra democracia.

De la decisión del presidente Sánchez pueden hacerse tantas lecturas como se quiera. Las escuchamos para todos los gustos. Pero lo que resulta indiscutible es que la gallega Nadia Calviño sigue gozando de su confianza y pasa a ser una pieza clave junto a Félix Bolaños. Que ambos van a jugar un papel determinante en los próximos tiempos que han sido calificado como de recuperación. Que el presidente se ha decidido por establecer una línea directa entre Moncloa y Ferraz y que el seísmo llega al límite del deterioro de la imagen y falta de credibilidad del Gobierno. La tensión en las relaciones con Marruecos, el Delcygate, las tormentas judiciales, trifulcas internas y asuntos similares influyeron sin duda en las despedidas a González Laya, Ábalos, Campo y Celáa. Pero el desgaste va mucho más allá y Sánchez estaba obligado a intentar frenarlo. Ya aguardó demasiado.

Pero por encima de cualquier otra lectura, la remodelación nos deja dos lecciones magistrales. Pedro Sánchez no es persona dada a cuidar las amistades, como acaba de demostrar al prescindir de quienes llevaban años a su lado, sirviéndolo lealmente y prestándole ayuda en momentos decisivos. Y, sobre todo, siempre está dispuesto a demostrar que los errores se pagan, que quien manda ha de asumir la responsabilidad y que, en definitiva, el jefe es el jefe. Y que el jefe es él.

Como ya hace en el PSOE, el presidente concentra todo el poder en torno a su figura, prescindiendo de quien sea necesario para ejercerlo. Una vez más nos demuestra que es el jefe, el que manda. Aunque lo importante es que sea el líder. El que sirve, dirige, apoya y motiva. En definitiva, el que nos inyecta entusiasmo y optimismo y nos guía hacia un futuro pujante. Que buena falta nos hace.