La criptomoneda y las meigas

Breogán Vázquez Gil EN LÍNEA

OPINIÓN

DADO RUVIC | Reuters

19 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Empecemos admitiendo que no soy un experto en criptomoneda. Aunque, bueno, ¿a ver quién lo es? Porque esto es territorio relativamente nuevo. Pero, en fin, la realidad es que hay gente que se ha forrado. Y hay gente que, desde abril, ha perdido hasta la camisa (caída del 50 %). A lo mejor sería útil analizar si -independiente de que la tecnología de blockchain tenga un millar de aplicaciones posibles- sería posible que Bitcoin & Cía se convirtieran en moneda franca mundial.

A lo más básico, una moneda tiene tres funciones, de más a menos importancia:

1.- Como artículo de cambio: es más fácil llevar 1.000 euros en el bolsillo que una oveja en el maletero del coche.

2.- Como instrumento de política monetaria, para estabilizar el crecimiento económico y controlar la inflación (que lo hagan bien o no es un tema para otro día).

3.- Como instrumento de recaudación (y control) fiscal e investigación criminal.

La realidad es que las criptomonedas como el bitcoin no cumplen estos requisitos. Sí, es cierto que se aceptan como artículo de cambio, pero es imposible mantener una familia -ya no les digo una economía- cuando su poder adquisitivo cambia un 20 % cada semana. Además, las compañías que hoy, simbólicamente, aceptan bitcoins por sus productos y servicios, que constituyen un porcentaje mínimo, nunca aceptarían tomar un riesgo de cambio mayor.

«Pero bueno, una vez que la gente lo utilice más ya se estabilizará, ¿no?». Ya, pero el problema es que en el momento que Bitcoin & Cía se convierta en un porcentaje grande de la moneda mundial dejará de cumplir su segunda y tercera funciones: que el gobierno pueda controlar la economía, la inflación, quién paga impuestos o el poder seguir a criminales o terroristas. ¿Y ustedes creen que los gobiernos mundiales van a abdicar de esa potestad?

Hombre, a lo mejor es que «no me empano» (como me dicen mis hijas). Es cierto que también había escepticismo cuando las monedas se salieron del patrón oro y al final no se cayó el mundo. Sí, pero la diferencia es que esa decisión la tomaron y apoyaron los gobiernos, no Elon Musk y cuatro amigos…

«¿Y por qué entonces sigue la gente comprando monedas cripto?».

Primero, por el aparente riesgo asimétrico. «Como mucho, pierdo lo invertido; y si funciona (como ha ocurrido con muchos), me convierto en multimillonario». Pero eso es especulación, no inversión, y definitivamente no un método de ahorro.

Segundo, todos hemos oído las historias épicas de los nuevos cripto-millonarios. Pero nadie sale en las noticias, o en las fiestas sociales, alardeando de cómo se arruinó con el bitcoin. Pero como las meigas, habelos, hailos.

Finalmente, la «teoría del más tonto», que dice que mientras haya demanda por un producto habrá alguien que pagará más que usted. El problema llega cuando usted es el último tonto…