Pobres escritores

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Javier Lopez

20 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay algo en la feria del libro de Madrid, que pudiera llamarse justicia poética, que sucede cuando uno ve en una caseta bajo el cartel de su nombre y la frase «está firmando» a un autor que en anteriores ediciones convocaba largas colas de lectores impacientes, nerviosos y emocionados, y que ahora parece un niño -una niña- perdido esperando, completamente solo, que sus padres lo vayan a buscar. Dice Besteiro que dice Alberto Olmos -a quien apenas leo porque es demasiado ingenioso para mí- que «hay escritores que se libraron de la mili y ha tenido que ser la feria del libro la que les enseñe el frío que hace en una garita». Por lo menos eso nos deja fuera a Muñoz Molina y a mí, que hicimos la mili -él lo cuenta en Ardor guerrero. Yo se lo cuento a mis hijos-. Pero lo cierto es que a mí me producen simpatía y un poco de tristeza, y la justicia poética que he citado no me parece más que justicia vengativa.

Dice Barreiro que dice Calderón que «el caer no ha de quitar la gloria de haber subido».

Los libros son obras que llevan tiempo, los escritores emplean años en pensarlas, escribirlas, corregirlas y publicarlas. Algunas tienen más éxito que otras. Muchas pasan totalmente inadvertidas y son buenas.

Yo me alegro siempre de las colas de los escritores -el sábado, a mi lado, la de Mercedes Redondo- y me entristece la caída de los que triunfaron. Las otras colas, las de los famosos de la tele, no me producen sentimientos de ningún tipo. Son ligeros chaparrones de final del verano.