Ese para ti y este para mí

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto Sánchez Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

benito Ordoñez

25 oct 2021 . Actualizado a las 08:11 h.

Después de meses de trifulcas y descalificaciones, en un par de horas alcanzaron el acuerdo que ya sabíamos. Este tuyo, este mío y si me das ese, yo te doy aquel. Así se conforman las altas instituciones en este país. En función de los intereses de quienes nos gobiernan y sin atender a otras razones, como podrían ser la profesionalidad y ejemplaridad. Y sin exigir un ápice de ética y estética. Socialistas y populares alcanzaron un acuerdo para reformar el Constitucional, el de Cuentas, Protección de Datos y Defensor del Pueblo. Y para llegar a él no era preciso andar lo andado y esforzarse en mostrar distanciamiento y diferentes criterios. Porque al final lo que se impone es el tuyo y mío. Tan habitual en este tipo de situaciones. Mil días lleva caducado el Constitucional, al que ahora se incorporan cuatro miembros de un acentuado perfil político, que en algún caso ha sido considerado como «guerrillero». Y entre los nuevos destacan nombres como la «querida Concha» de Dolores de Cospedal, que no es otra que Concepción Espejel, recusada por la Gürtel; y Enrique Arnaldo, colaborador de FAES, al que se grabó asegurándole a Ignacio González aquello de «estoy moviéndome para que el nuevo fiscal sea bueno».

 Dos juristas de los que no nos caben dudas de su independencia frente a los que los socialistas colocaron a otros dos de su cuerda. Y para que el reparto sea equitativo y nadie se moleste, UP sitúa en el Tribunal de Cuentas, del que sale Mariscal de Gante, la jurista considerada el azote de los líderes del procés, al abogado del caso Neurona. Tras el cambalache, todos felices, a la espera de que nadie se sienta perjudicado. Así vamos a tirar otra temporada hasta que haya que afrontar la renovación de otros cargos. Entonces regresarán las refriegas hasta que acuerden volver a repartirse los puestos. Desde que la democracia se asentó en nuestras vidas, tenemos un problema de diseño institucional grave. Que nadie está dispuesto a solucionar. Tan seguros están de sus decisiones que hasta nos aseguran, con una desfachatez insolente, pero con sonrisa de felicidad, que los elegidos son profesionales y técnicos y que no hay políticos ni expolíticos. Y es que ya dijo Milan Kundera que solo un gran cínico puede ser optimista.