Inditex: mucho más que una empresa

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

01 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Acaba de ver la luz en Alianza Editorial un excelente Diccionario de símbolos políticos y sociales del siglo XX español. Su inclinación, más política que social, y el hecho de que no se refiera a lo que llevamos de siglo XXI explican posiblemente que entre sus voces no figure Inditex o, mejor incluso, Zara, que serían de inclusión obligatoria en una obra que quisiera dar cuenta cabal de la actual realidad de este país.

Y es que resulta ya casi imposible visitar cualquier ciudad de Europa y de buena parte del planeta sin encontrarse tiendas de la gran multinacional que creó desde la nada Amancio Ortega, quien acabó por revolucionar las relaciones entre las personas y su forma de vestir (algo esencial en la historia de la humanidad) y por convertir la moda en un producto de consumo masivo y totalmente interclasista con una empresa que es mucho más que eso: un símbolo de la modernidad de España, de su capacidad para competir en todos los mercados y de su talento colectivo para estar a la vanguardia de la producción de moda en ropa y complementos y en productos del hogar.

En ese extraordinario resultado, Pablo Isla ha jugado un papel fundamental. En primer lugar, en la expansión y crecimiento de la multinacional, para la que hoy trabajan 144.000 personas, que logró facturar en el primer semestre del 2021, pese a la pandemia, casi 12.000 millones de euros, y que, además de la labor de mecenazgo a través de la Fundación Amancio Ortega, hace una contribución milmillonaria a la hacienda pública española. Pablo Isla ha sido también un gran impulsor de la sostenibilidad de la multinacional y de la digitalización, cuya anticipación permitió a Inditex aguantar muy bien el vendaval económico y social producido por el covid.

Ahora, por cuestiones internas que desconozco, llega la hora del relevo para quien, junto a Ortega, ha personalizado la marca de su propiedad en los diez últimos años. Pablo Isla, con su discreción habitual, dejará su puesto en abril y seguro que se enfrentará a nuevos retos, para los que este abogado del Estado, que ha sido considerado por muchas publicaciones económicas como uno de los ejecutivos más importantes del mundo, está especialmente preparado.

Marta Ortega, bien conocida del público, le sustituirá al frente de la multinacional, respondiendo a la lógica de la que es, al fin y al cabo, y pese a su formidable tamaño, una empresa familiar. Sus retos, muy importantes para una joven de 37 años que echa sobre sus espaldas una gran responsabilidad, serán continuar los dos procesos aludidos (digitalización y sostenibilidad), de los que depende el futuro a medio y largo plazo no solo de Inditex, sino de todas las empresas del sector y de muchas otras que deben competir en un mercado mundial completamente abierto. Desearle suerte en la nueva etapa de su vida es deseársela también a los miles de trabajadoras de la multinacional, a una pieza esencial de nuestra economía y a un gran símbolo de la España del que tantos nos sentimos orgullosos.