Punto para Garzón

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

Javier Lizon | Efe

13 ene 2022 . Actualizado a las 08:54 h.

No soy un fan de la carne y tampoco del ministro Garzón, tiene poca chicha; sin embargo, creo que la actual polémica sobre sus declaraciones no tiene sentido. Se puede discutir la oportunidad de estas o su capacidad como ministro, pero cualquiera que lea lo que ha dicho a The Guardian puede ver que nada tiene que ver con lo que se le atribuye; dicho con claridad, se lo han inventado.

Para aclarar la cuestión es importante que aceptemos la obviedad de que hay diferentes calidades de carne, de la misma manera que las hay de huevos, de naranjas o de espárragos. Centrándonos, por ejemplo, en los huevos, existen varias formas de cría de gallinas ponedoras: en jaula, en suelo, camperas y ecológicas. El código que los acompaña nos índica la forma en que son criadas.

A partir de ahí, el ministro ha dicho tres cosas. La primera es que las carnes producidas en explotaciones intensivas, la llamada ganadería industrial o macrogranjas, tienen menos calidad que aquellas producidas en explotaciones pequeñas, aunque en todos los casos cumplan las exigencias para estar en el mercado.

La segunda es que la ganadería intensiva genera importantes problemas ambientales derivados del modo de alimentación, la contaminación de acuíferos, la producción de residuos y nitratos, etcétera, que no presentan las explotaciones tradicionales. Finalmente, en tercer lugar, el ministro ha afirmado que el sistema intensivo contribuye a destruir el empleo fijado al territorio, aumentando la despoblación rural, algo que avala la evolución del censo de población.

Tan ciertas son sus afirmaciones que la UE, el Gobierno de España y las propias comunidades autónomas han empezado a tomar cartas en el asunto para corregir algunos de estos problemas. Seguro que se sorprenden al saber que el propio Partido Popular presentó una iniciativa en el Senado para etiquetar las carnes en función del tipo de explotación de procedencia. ¿De qué protestan?

En sentido contrario, el ministro se olvida de que los incumplimientos de la normativa en las explotaciones son su responsabilidad, la del Gobierno en su conjunto y la de las comunidades autónomas. Deliberadamente, en mi opinión, el ministro elude el debate sobre cómo equilibrar el coste de la carne con la capacidad de acceso de los sectores más desfavorecidos y la necesidad de una ley que garantice un precio justo y la viabilidad de las explotaciones.

En resumen, creo que, lejos de criticar al sector, el ministro ha tratado de defenderlo, al parecer sin mucho éxito. Creo, además, que buena parte de los ganaderos comparten los tres aspectos que ha señalado y me baso en el rechazo que en Zamora, Burgos o Teruel están mostrado los agricultores a las nuevas instalaciones de ganadería industrial, la contaminación en la Baixa Limia, etcétera.

En los próximos días todo tipo de políticos, disfrazados de ganaderos fashion, se fotografiarán con vacas u otros animales. Cuenten el número de fotos en pequeñas explotaciones y compárenlo con las de las macrogranjas. Punto para Garzón: nadie quiere una foto en un campo de concentración porcino.