Una lección de vida: Djokovic

Joaquín Dosil PROFESOR DE PSICOLOGÍA DEL DEPORTE EN LA UNIVERSIDAD DE VIGO

OPINIÓN

CHRISTOPHER PIKE | Reuters

19 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En las últimas semanas, el caso Djokovic ha sido motivo de portadas en medios de comunicación, de un ingente debate social e, incluso, de manifestaciones al más alto nivel político. Su participación en el Open de Australia (recordemos que actualmente es el número 1 del mundo y último ganador del torneo) se vio alterada por el no cumplimiento de las normas de este país con respecto al covid. La cuestión es que viajó sin tener las vacunas, lo que no se permite en el país australiano, que ha sido uno de los más restrictivos y con medidas más contundentes durante la pandemia. Lo que está claro es que si existe una norma es de obligatorio cumplimiento, independientemente de quién seas. Es algo que se denomina coherencia y que, por desgracia, es un término de enorme fragilidad hoy en día. Debemos entender que Djokovic viajó porque consideraba que podría jugar, con la famosa exención médica, pero esta no fue suficiente. Un riesgo impropio de un jugador de talla mundial.

La mentalidad de Djokovic es la de un ganador, la de un luchador (con 12 años se refugiaba de los constantes bombardeos en su Serbia natal), la de un tenista que busca aprender de cada situación, con mentalidad positiva, por lo que no nos cabe duda de que esta lección de vida ya forma parte de su bagaje, que aprenderá de ella y que le hará reflexionar de cara al futuro. Todos queremos ver al número 1, un jugador excepcional, que junto a Federer y Nadal son historia viva del tenis mundial. El tablero y las reglas del juego pueden seguir variando, pues nos mantenemos inmersos en una pandemia sin precedentes, que afecta a todos los estamentos, que afecta a todo el mundo. El enfoque que le proporcione Djokovic a todo lo que le ha pasado determinará si este aprendizaje ha merecido la pena.

Todos queremos que este hombre siga creciendo como tenista y, también, como persona, trabajando su capacidad de adaptación, la aceptación de las normas y su actitud resiliente. Que lo acontecido hasta el momento se quede en una anécdota y se convierta en una verdadera lección de vida.