Una vida buena para todos

José Ramón Amor Pan
José Ramón Amor Pan PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

SIPHIWE SIBEKO | Reuters

04 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En tiempos de covid-19 deberíamos pensar sobre las pasividades que han potenciado el sufrimiento de colectivos vulnerables, deberíamos tomarnos mucho más en serio la cuestión de las injusticias, dentro y fuera de nuestras fronteras. Los de omisión también son pecados graves. Es lo que nos recuerda Manos Unidas, que estos días desarrolla su campaña anual.

Esta ONG explica que el número de hambrientos no deja de crecer: la nueva normalidad va a ser imposible para cientos de millones de personas, si no les echamos una mano. Los retos globales exigen compromisos globales. Es posible un mundo más justo, fraterno y sostenible, siempre y cuando seamos capaces de asumir unas opciones de vida y consumo más sobrias, dispuestos a abandonar un modelo social y económico egoísta, consumista y depredador, que causa exclusión y devasta el planeta. Esta es la cuestión.

La pandemia ha supuesto una vuelta de tuerca en situaciones que ya eran calamitosas. Urge promover el bien común, buscando alternativas desde los descartados de este mundo. Urge reconocer el destino universal de los bienes y comprometernos en una solidaridad activa. Solo de esta manera cada ser humano y cada pueblo podrán ser protagonistas de su propio desarrollo y ver respetados sus derechos fundamentales. Esto no es solo un deber ético: constituye un imperativo de supervivencia planetario; cuanto más tardemos en darnos cuenta de ello, peor para todos.