Hoy puede empezar la tercera guerra mundial
OPINIÓN

Llevamos semanas leyendo y oyendo que Rusia quiere invadir Ucrania, e incluso se llegó decir que la invasión sería hoy, 16 de febrero. Así lo afirmó el mismísimo presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, al tiempo que convertía esa fecha por decreto en Día de la Unidad, como señal de resistencia frente al enemigo ruso. Un gran carnaval político y mediático sembró en la opinión pública incluso la idea de que podríamos estar ante una nueva guerra mundial. Países —desplegando tropas y amenazas— y medios —describiendo incluso cómo será la invasión rusa de Ucrania— han sembrado la idea, y hasta la certeza, de que habrá guerra.
Sin embargo, podemos estar tranquilos. Hoy no empezará la tercera guerra mundial. El principal casus belli sería la incorporación de Ucrania a la OTAN, lo que supondría para Rusia una amenaza intolerable a su integridad territorial, a su historia imperial, a su identidad nacional y a su imagen de potencia. Rusia no se puede permitir que su gran enemigo desde la Guerra Fría, EE.UU. (a través de la OTAN), se asiente en Ucrania, la tierra donde nació el imperio ruso hace mil años.
En clave de derecho internacional, la decisión de Ucrania es intachable, soberana y legítima; mientras que la posición rusa no dejaría un solo principio de derecho internacional en pie, empezando por la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza, la obligación de no intervenir en asuntos internos o la resolución pacífica de las controversias.
Ahora bien, en clave geopolítica, y esto es lo más importante, la incorporación de Ucrania a la OTAN no está encima de la mesa ni se la espera. En el 2008, la OTAN consideró que Ucrania podría ser algún día miembro de la alianza militar, pero no se ha dado ninguno de los pasos esenciales para que ello suceda. Ucrania no es candidata oficial a entrar en la OTAN —ayer mismo se lo recordaba el canciller Scholz a Zelenski—, ni siquiera integra el Plan de Acción de la Adhesión, a pesar del apoyo político, técnico y económico que la alianza le ha ofrecido tras la anexión ilegal de Crimea en el 2014.
Mientras no haya un cambio fundamental en las circunstancias, o algún tonto que pegue un tiro desafortunado en un momento inoportuno que pueda llevar a una escalada de violencia —recordemos la Primera Guerra Mundial—, la crisis de Ucrania está más cerca de un gran carnaval —al más puro estilo Billy Wilder— que de una gran guerra.