La última «peli» del PP

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Ricardo Rubio | Europa Press

18 feb 2022 . Actualizado a las 15:01 h.

El Partido Popular puede encargar ya el guion de una nueva película que con seguridad ganará o el Goya o el Oso de Oro de Berlín. La puede realizar incluso con personajes reales, con lo cual ganará algún premio a los actores revelación. No tiene más que convocar un concursillo entre escribidores para darle forma -porque emoción no cabe más- al último vodevil de su estructura en Madrid. Eso sí: habrá que limitar la concurrencia al concurso, no sea que se le ocurra participar al hermano de algún dirigente, y entonces la película tendría que ser una serie.

Como aportación al dramatis personae, les brindo alguna sugerencia: malos malísimos, Teodoro García Egea y Miguel Ángel Rodríguez; la clave de la intriga es no descubrir hasta el final quién es el asesino. Dama misteriosa en el centro de la trama, Isabel Díaz Ayuso, en el papel de reina acosada por extraños personajes que no se sabe si obedecen al enigmático don Teodoro, quizá a don Pablo, que suele estar en alguna granja, o a algún contratado por la empresa de casting Génova 13, dirigida por un tal Hervías, especialista en butrones a Ciudadanos. En la penumbra, personajes no identificados debidamente: uno al que, si le cambian una letra del apellido, sería Carroñero (en realidad se llama Carromero); otros, que llevan banderas rojas y gritan ¡¡¡Pedro!!!, como Penélope Cruz aquella noche de los Óscar. Y finalmente, un despacho de detectives, tentados por el dinero, pero espantados por si los cazan cometiendo un delito.

El argumento es apasionante. ¿Por qué los conjurados de Génova querían investigar a la dama? La malquerencia hacia ella, ¿es porque tiene algo sucio con negocios de su hermano o inventan esos negocios para echarla porque la muy descarada se atreve a competir con el padrino de Génova? La dama lleva meses reclamando que se celebre ya el congreso de su partido, pero desde la empresa de casting se hacen los remolones y lo retrasan y lo retrasan como para ponerla de los nervios. ¿Será porque los malos quieren tener pruebas de alguna irregularidad y necesitan tiempo? ¿Sospecha lo mismo la dama y por eso quiere acelerar?

Mientras esas escenas se escriben y se ruedan, en el reino de al lado, el célebre Reino de Ferraz, se oye ruido de verbena y fuegos de artificio, porque ven que el poder de Madrilandia se desmorona, los palacios de los gerifaltes se agrietan y el público no distingue dónde está la bondad ni la conspiración soez. «Estamos de suerte otra vez», saluda el jefe Sánchez desde el balcón de las grandes ocasiones. Dice no sé qué del partido de las corrupciones. Añade no sé qué de las luchas internas y las ambiciones. Y termina su alocución con una profecía: «Eso lo pagarán en las urnas». Y mientras abre una botella de champán, parece que va a escribirse en la pantalla la palabra «fin», pero el público descubre alborozado que pone «continuará».