Deseo de luz

OPINIÓN

DPA vía Europa Press

02 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El mal existe. Los tiempos de oscuridad no son una rareza en la historia. Putin es un matón. «A los tibios los vomitaré de mi boca», dice el Apocalipsis, el último libro de la Biblia. No debemos permitir que las fuerzas oscuras se burlen de nosotros y aniquilen al débil, al que quiere realizar su vida en libertad y en paz. Desde el jueves pasado, sentimientos encontrados abruman mi mente y mi corazón. Porque las palabras —aunque poderosas— no detienen los misiles.

No podemos permanecer indiferentes o realizar simples gestos para la galería, como si la guerra en Ucrania no fuera con nosotros. Poco o nada habríamos aprendido de la historia no tan lejana del horror nazi y del horror comunista de la URSS, de esa banalidad del mal de la que con tanto acierto escribió la filósofa judía Hannah Arendt, de lo que acabamos de vivir con la pandemia.

Y a pesar de todo, la esperanza. Una esperanza que moviliza porque presupone la posibilidad de hacer algo y apuesta por hacerlo, consciente de que otro mundo es posible. Para esto necesitamos recuperar la ética de la virtud y revivir el sentido comunitario de la vida humana, transitar del egoísmo estúpido a la cooperación inteligente, fortalecer en nosotros el coraje del bien. Incluso en los tiempos más oscuros tenemos el derecho de esperar cierta iluminación… una iluminación que nos llegará de la luz incierta, titilante y a menudo débil que irradian algunos hombres y mujeres en sus vidas y sus obras.