Lo que pasa en Andalucía se queda en Andalucía

Pedro Tanarro EXPERTO EN NEGOCIACIÓN E INTELIGENCIA EMOCIONAL

OPINIÓN

19 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ante unas elecciones se utilizan tres niveles o valoraciones diferentes para poder considerar que se han ganado: 

1.- Conseguir formar gobierno, alcanzando el objetivo máximo.

2.- Lograr ser el partido más votado y, por tanto, saberse con el mayor respaldo popular.

3.- Mejorar los resultados obtenidos en la anterior consulta, el último consuelo para el candidato y sus seguidores.

Para el Partido Popular, ganar solo se contemplaría si revalida el gobierno y la presidencia, supondría su tercera victoria consecutiva reciente después de las logradas en Madrid y Castilla y León. Esto proporcionaría oxígeno a Núñez Feijoo en su carrera hacia la presidencia del Gobierno; de igual modo, perderlas, cuando todas las encuestas dan por hecho su victoria, se interpretaría como un enorme fracaso. Tanto si las gana como si pierde, sus posibilidades de ejecutar cambios electorales fuera de Andalucía están muy limitadas, ya que Alfonso Rueda, en Galicia, necesita tiempo y recorrido antes de una nueva convocatoria electoral, y en Murcia, tras el último cambio de socios de coalición, no convienen nuevos movimientos.

En el caso del PSOE, ganar las elecciones pasaría por formar gobierno o, al menos, ser el partido más votado, rompiendo la reciente mala racha electoral. Solo en el primer caso, muy improbable, habría una remota posibilidad de que Pedro Sánchez adelantara elecciones. Por el contrario, si perdiera, mantendría el calendario, esperando que soplarán mejores vientos tras la llegada de fondos europeos. En cuanto al resto de comunidades que presiden los socialistas, sea cual sea el resultado, no vivirán cambios electorales, dando valor al dicho de «más vale pájaro en mano que ciento volando».

Vox, al que considero el nuevo partido refugio de los indignados, tiene como objetivo entrar a formar parte del nuevo gobierno, como en Castilla y León; no lograrlo sería un fracaso. Su única baza de influir en un calendario electoral sería quizás impedir el posible nombramiento de Juanma Moreno, con altísimo coste para ellos.

Por Andalucía persigue mejorar el resultado de las últimas elecciones, aunque será difícil valorar esto tras la escisión de Teresa Rodríguez. En los resultados de esta candidatura están puestos los ojos de Unidas Podemos y de Yolanda Díaz, que en ningún caso moverán ficha para un adelanto electoral. Unidas Podemos, para no perder su participación en el Gobierno —motivos y desencuentros que lo justificaran ha habido muchos y no han dado el paso—, y Yolanda Díaz necesita tiempo para poner en marcha su proyecto en otoño. Ciudadanos se juega básicamente su continuidad y carece de capacidad para cualquier cambio de calendario, al igual que Adelante Andalucía por su exclusivo ámbito autonómico.

La frase repetida por algunos políticos estos últimos días, «lo que pasa en Andalucía se queda en Andalucía», creo que en esta ocasión se ajustará a la realidad. Estas elecciones van a tener más interés y efectos en ciudadanos y partidos que en cambios de calendarios electorales nacionales o autonómicos.