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Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Javier Otazu | EFE

06 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En el desolle colectivo al que ha sido sometida la ministra Irene Montero por sonreír para la foto en Times Square, el argumento final lo exponía Cuca Gamarra al preguntarse qué hacía una señora comunista en Estados Unidos. Hace once años, la mujer que entonces ocupaba el mismo cargo que hoy ostenta Gamarra, viajaba a China para dar por abierto el «diálogo oficial» entre el PP y el Partido Comunista del gigante asiático. Dolores de Cospedal promovía aquellos días un memorando de «entendimiento, intercambio y cooperación» con el mismo partido con el que hoy el PP atiza a Montero por despreciar una geografía de bloques ideológicos, que valen o no en función de quien los reivindique. Se trata de un desconcertante purismo que, por increíble que parezca, vuela con bastante éxito en el estrépito mediático.

Antes que a Montero, hemos visto a Rajoy fumándose un puro en la fotogenia de Nueva York; a Sánchez con ademán Kennedy y Ray-Ban; a Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez en idéntica pose que la ministra de Igualdad y Elías Bendodo, que ahora califica de «groupie» el posado de la dirigente de Podemos y su equipo. Ninguno de estos ejemplos, ni los casi infinitos a los que se podría apelar, han impedido que Montero sea despellejada. Innecesario reconocer que muchas de esas visitas institucionales tuvieron un retorno práctico próximo a cero.

Detrás de cada uno de esos posados, hay un estratega en comunicación que adivina los réditos de poner a su cliente ante el teléfono y echar a volar su imagen incrustada en el emblemático decorado de la plaza del Times y su ya decadente resplandor. El mundo ha cambiado pero hay clásicos que es difícil deponer. El misterio aquí es por qué ha sido diferente esta foto. Muy revelador sería atinar con la respuesta. Para quien de verdad quiera saberla.