«Falabaratismo»

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

benito ordoñez

09 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Era otra España. Ávida de novedades y manteniendo las tradiciones que sostenían su carácter de pueblo. Un par de veces al año llegaban los charlatanes de feria. Venían con un camión lleno de mantas tejidas en La Rioja y en Zamora, las celebres zamoranas, y estableciendo un tabladillo en la parte trasera de su vehículo, y, auxiliados por un supuesto secretario, ofrecían a las buenas gentes del país una, dos, tres mantas «no por mil, que es su precio en el mercado, lo que vale cada una, ni por quinientas, les voy a dar dos, que digo dos, serán tres por cuatrocientas cincuenta, y además se llevarán, estoy que lo tiro, este práctico exprimidor de naranjas. Todo por el mismo precio».

Eran los falabaratos, los charlatanes de feria, que han tenido hasta los primeros años ochenta su máximo representante en Ramonet, de Orihuela, el rey absoluto de los charlatanes, señor del falabaratismo.

Hoy, aquella España tan mísera como ingenua afortunadamente ya no existe, como no han sobrevivido los embaucadores, vendedores de sueños asequibles, de mantas de fantasía con barrocos estampados, y de extravagantes artilugios para cortar el pelo o pelar patatas.

Eran herederos directos del xambolismo galaico, una mezcla entre el pícaro hispano habitante de la literatura del Siglo de Oro y el pillo de los cuentos en voz baja, pero pusieron color a las entrañables ferias de antaño y en sus mantas estuvo el antídoto a los gélidos fríos de los duros inviernos gallegos.

Hoy el falabaratismo sigue vivo, pero desplazado a sus ejercientes. Son los políticos quienes lo practican. Y es transversal, en el PSOE y en el PP. Hoy los Ramonet se llaman Pedro Sánchez o Rodríguez Zapatero, se llaman Nadia Calviño o Yolanda Díaz, están en el PNV o militan en Podemos, se amparan bajo las siglas de Vox o se cobijan en Izquierda Unida.

Nos prometen asaltar los cielos o anuncian los nuevos tiempos complejos que vienen. Algunos mienten y todos nos engañan.

Y mientras tanto, esperamos el turnismo que dará al traste electoral con este Gobierno; nos dejamos asustar por la recesión prevista, sin importarnos el precio de la luz o de la gasolina, y miramos para otro lado hasta que pase el verano y con el las ansiadas vacaciones.

Yo, qué quieren que les diga, prefería a los charlatanes originales, a los falabaratos, que en lugar de engañarnos nos sorprendían.