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Hace unos años nos escandalizamos al saber que era muy barato tomar copas en la cafetería del Congreso de los Diputados. La controversia acabó con la subvención a los combinados, pero no con los precios populares del bar más ilustre de la Carrera de San Jerónimo.
Ahora una nueva polémica persigue a sus señorías. ¿La razón? El presupuesto millonario para dotarles de nuevos móviles de alta gama que ha aparecido en el BOE. No se cuestiona que haya que hacerla operación -llevaban cinco años sin ser renovados y necesitan terminales con mejores prestaciones y mayor seguridad-, pero sí los requisitos fijados, que permiten la compra de cientos de modelos muy caros, de iPhones que podrían llegar a costar más de 1.300 euros cada uno. Para los empleados de la Cámara Baja está prevista la adquisición de móviles Android de gama media, robustos, competentes, seguros y más baratos.
La operación ha obrado un milagro, poner de acuerdo a Podemos y a Cs en denunciar la «locura» de un gasto «suntuario». ¿Es un privilegio que los parlamentarios dispongan de estos móviles? A sus señorías les gustan los productos de Apple. Es lógico. Son buenos y fáciles de manejar. Pero no son asequibles y no los pagan ellos. ¿Por qué no usan smartphones como los de la mayoría de los ciudadanos? Seguro que ustedes y yo les podemos recomendar algunos.