Decir que no

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

GRIGORY SYSOEV / SPUTNIK / KREML | EFE

02 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los temas recurrentes en los manuales de autoayuda es aprender a decir que no. Y eso está bien. Decir que no para defenderse de los abusones, de los caraduras. Pero no hay que pasarse. Hay personas que disfrutan diciendo que no. Por ejemplo, Trump o Putin. Con ellos y con muchos otros el no se convierte en un arma indestructible. Si usted esta mañana me dice que es de día mirando al sol y yo le digo que no, le dejo a usted sin argumentos. Niego la evidencia y punto. Igual si me encuentra en casa unas cajas con documentos de alto secreto robados en la Casa Blanca o unas fosas comunes con decenas de personas torturadas y asesinadas en Ucrania. No. Todo es un montaje. También se puede decir que no a cosas más modestas. Bartleby, el personaje de la novela de Herman Melville, era más sutil y más educado. Cuando le pedían algo, en lugar de la negación rotunda contestaba: «Preferiría no hacerlo». Un poco como el Partido Popular con la renovación del Poder Judicial. A mí, que cuando me aburro soy terraplanista, me acaba pasando lo del pobre Galileo, que había visto las barbas de Giordano Bruno puestas a remojar y negó lo que antes había afirmado, que la Tierra se movía alrededor del Sol. A Giordano Bruno lo quemaron en la hoguera porque el muy animal decía que el sol era apenas una estrella más, como otras miles de un universo infinito, a quién se le ocurre. Galileo se lo pensó dos veces y negó lo dicho. Dijo Diego. Eso sí, por lo bajinis añadió: «Eppur si muove». Porque se movía.