¿Educación digital para todos?
Es irónico hablar de que la tecnología ha permitido unir más a las personas en ciertos ámbitos socioculturales. Ha posibilitado, entre otras, el acceso casi ilimitado al conocimiento. Pero ¿qué pasa con aquellas personas que no tienen un ordenador? En el ámbito académico, un 10 % de estudiantes no dispone de esta herramienta. En la universidad, este número cae hasta el 4,3 %. Este dato revela cómo estos estudiantes están limitados. Los profesores cuelgan los apuntes en la nube y esperan que el alumno acceda a ellos con su equipo. La comunicación entre ambos surge por correo electrónico y muchas de las tareas se tienen que colgar en el campus virtual, donde el docente las corregirá. ¿Es la educación un privilegio al que pueden acceder aquellos que disponen de tecnología? Considero que la educación tendría que adaptarse a todo aquel que decida seguir trabajando en adquirir conocimientos aunque no tenga un ordenador a su alcance. Pol Álvarez.
Enki
Una cifra: 42.195 metros. Es la distancia de un maratón. El 2 de octubre me puse en línea de salida del maratón Coruña 42, no llegué. Paré cuando dejé de disfrutar. Fue en el kilómetro 38 y hasta ahí disfruté mucho. Llevo 33 años corriendo y quiero seguir hasta los 85. Salgo a las 7 de la mañana como hacía mi padre y me encuentro con su recuerdo. En el maratón de A Coruña me crucé con el grupo de Enki. Los miraba y me sentía pequeña, pero al mismo tiempo crecía. Representan la filosofía de disfrutar, de avanzar y de aportar que todo atleta debería de tener. Inés, Pedro y Mario no podrán estar en el Maratón de Nueva York. Poco importa mi meta en María Pita. Estas semanas me crucé con Rocío, la madre de Inés, de Enki. Me felicitó y me hice más pequeña. «No terminé», le dije, y volvió a darme las felicidades. .Aquel día, además de un dorsal, llevaba una camiseta con un nombre. Por él, por todos. Tenemos que sumar. Todo esfuerzo es poco por estas familias de niños con necesidades especiales. Se merecen ir a Nueva York, ser igual de imperfectos que el resto. Elena González Fernández.