Se necesitan políticos valientes

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo decía Uxío Labarta esta semana en un un artículo preciso en La Voz. Necesitamos que las administraciones dejen de enredarse con el viento. Así lo piden desde Bruselas. Precisamos decisiones firmes de políticos valientes para impulsar, cuanto antes, todos los proyectos industriales que la sección de Economía de La Voz ha ido desgranando y que seguirá contando en los próximos días. Nos jugamos demasiado para titubeos. Tanto futuro no se puede quedar solo en sueños de trabajo. Es el auténtico proyecto de país que tenemos delante de los ojos: desbloquear el inmenso potencial que tiene Galicia en energías renovables, en tierra y en mar, para que las empresas que quieren situarnos en el mapa no se vayan a otra parte.

Lo tenemos todo. Solo falta que las administraciones sumen y no resten. No sirve de nada que se aprueben de repente ad hoc tres parques eólicos para Alcoa y que no se mire todo lo demás. Nos jugamos millones, no calderilla. No es un bingo. Hoy canto línea, mañana enmudezco.

No quiero ser dentro de unos años, con suerte, un gallego jubilado que mire en un cruce de Curtis cómo lo único que sigue pasando es el camión del butano de toda la vida. Da envidia ir por Navarra viajando de noche en el coche y alucinar con la cantidad de puntos rojos que se ven que señalan la existencia de parques eólicos. En Navarra parece que estás en el futuro, en una película de Star Trek, y aquí seguimos de perfil por el miedo a las municipales, por el terror a perder unos puñados de votos. Vamos a estragar el empleo estable y de futuro de muchos por el pavor que dan las líneas de tensión de algunos parques eólicos. Hay, por supuesto, que hacer caso de los estudios técnicos de impacto y valorar todas las posibilidades, pero no podemos eternizarnos en el debate a riesgo de convertirnos en estatuas sin empleo, sin jubilación.

Que no nos hurten el futuro. Que no condenen a nuestros hijos a la emigración. Cuando se vuela sobre el estrecho de Oresund entre Dinamarca y Suecia es sencillo mirar por la ventanilla del avión y ver el mar plagado de molinillos. ¿Acaso ya no existe la pesca en Dinamarca y Suecia? Cuando se aterriza en Gatwick también se ven parques eólicos en el mar. ¿No se pesca en las islas británicas? Casi si te subes al monte de Santa Tegra en A Guarda, con unos prismáticos, puedes ver cómo nuestros vecinos tienen sus molinillos clavados entre las olas, ¿están locos nuestros vecinos portugueses? El proyecto de parque eólico marino de Vigo no puede ser la excepción. Si seguimos así, una vez más, no vamos a llegar o llegaremos tarde. Acabemos con las peleas cativas, con la burocracia estéril, con la nefasta gestión de los fondos europeos. Nos están esperando emprendedores que le pueden cambiar la cara a este país. Altri, Finsa, Inditex, la automoción, Maersk, Foresa, Reganosa, EDP, neumáticos chinos para As Pontes, Blackstone e Ignis Energy, Naturgy o Endesa... No nos dejen en la cuneta. Pónganse las pilas. No son gigantes, son molinos. No queremos ser el poniente industrial de Europa.