El cambio climático desde la geología

Juan Ramón Vidal Romaní GEÓLOGO. CATEDRÁTICO EMÉRITO DE GEOLOGÍA DE LA UDC

OPINIÓN

MANUEL MARRAS

20 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días, centenares de científicos gallegos se emplearon contra un geólogo por la publicación de un artículo donde aparentemente negaba la influencia antrópica en el cambio climático. El tema está muy de actualidad, con el cambio horario y el General Invierno atacando a Ucrania y al resto de Europa. Y las dos crisis energéticas sobrevenidas: una por la voluntad política de erradicar, a la carrera, combustibles fósiles, negros o marrones y pasar a renov-verdes (sol, agua, viento y geotermia). La otra crisis ha sido provocada por la voluntad política de acogotar a Rusia no comprándole ni gas ni petróleo. Mientras pensaba en esto veía desde mi ventana los vuelos sincronizados de las bandas de estorninos con sus continuos cambios de dirección para despistar a los veloces halcones. Viendo a los estorninos pensé en los científicos, agrupados en su nube oscura, indiferenciada, ensordecedora, hacer lo propio para protegerse del halcón-geólogo blasfemo que desafió la verdad única: el cambio climático ha sido propiciado por la actividad de la especie humana en los últimos 300 años. Pero nadie mejor que los geólogos para saber de esto, ya que fueron ellos mismos quienes lo pusieron en evidencia, y en ningún lugar se ve mejor que en las costas de Galicia. Es instructivo saber lo que ha ocurrido allí en los últimos 15.000 años, desde que acabó la etapa glacial. Fundidos los últimos hielos de los glaciares gallegos, comenzó a subir el nivel de las aguas desde su posición de entonces, 45 metros por debajo del nivel actual, lentamente, a razón de 3,5 mm/año. Hace tan solo 3.000 años, el viento y las olas del mar diezmaban todos los asentamientos prehistóricos costeros, forzando a los pueblos ribereños a emigrar hacia el interior (tan solo sobreviven los restos de algún cementerio local como Areoso, en Arousa). Un milenio antes de la llegada de los romanos, las Cíes aun estaban unidas a tierra y las rías eran valles fluviales llenos de bosques. Pero el mar siguió subiendo, aun hoy lo hace, y llegará en un par de siglos hasta donde marcan las playas de cantos de Costa da Morte. Lo que no significa que la especie humana deba seguir haciendo barbaridades como hasta ahora. Aunque de esto solo son responsables nuestros gobernantes, que no lo impiden pero lo permiten.