Toda decisión a tomar, tanto individualmente como colectivamente, deberá estar dirigida a la consecución de los objetivos deseados. Ante la pregunta de si debería integrarse Ciudadanos en el Partido Popular, se me ocurren tres posibles objetivos a perseguir y, según sea el que desee, llevara a apoyar o rechazar esa integración.
Hay quienes defienden la integración, en base al objetivo de facilitar la salida de Pedro Sánchez del Gobierno, al aglutinarse los votos de ambos partidos, no negando que esto podría posibilitar el aumento del número de escaños actuales del PP y facilitando quizá su acceso al Gobierno.
Habría que considerar en este hipotético escenario dos aspectos:
1. La integración no implicaría necesariamente la suma de todos los votos de Ciudadanos, pues es comprensible entender que no todos sus votantes dirigirían sus votos en esa dirección.
2. El objetivo es claramente simple y cortoplacista como para justificar la desaparición de un partido de forma definitiva.
Podría llevarse a cabo desde Ciudadanos su integración, como resultado de la búsqueda de un objetivo que denominaría «buscarse hueco» y entiendo que este objetivo es de ámbito más personal, aunque pueda ser tomado sumando muchas individualidades. La integración facilitaría a dirigentes de Ciudadanos, que ostentan cargo público y prevén escasas posibilidades, revalidar su cargo bajo sus siglas y aumentarlas integrándose en el PP.
Esto viene sucediendo desde hace meses, el Partido Popular ha realizado reiteradas invitaciones con carácter general, provocando un goteo no despreciable de bajas en Cs e incorporaciones al PP; pero quizá las primeras espadas actuales, aun siendo recibidas con los brazos abiertos, a estas fechas, ya sea por compromiso, ideología o quijotismo, preveo que se mantendrán y defenderán la continuidad de Ciudadanos.
Finalmente, en los últimos años y de forma interesada desde los grandes partidos se han creado dos bloques políticos estancos, sin transferencia significativa de votos entre ellos, izquierda y derecha, fachas y rompedores de España. Esto ha aumentado la polarización, descalificación y enfrentamiento, facilitando que el votante vote desde las entrañas, asumiendo su voto como una cuestión de identidad.
La posibilidad de que los dos grandes partidos lleguen a acuerdos se ha demostrado casi imposible y Ciudadanos se ha limitado en la política nacional a pactar con el PP, provocando que la percepción general los identifique como partidos muy próximos; error que les ha costado caro electoralmente y quizá hayan ya aprendido.
Entre otras aportaciones de Cs está facilitar una salida a la confrontación de bloques. En el Parlamento Europeo, los diputados de Ciudadanos están en el grupo de los liberales europeos (Renew Europe),entre socialistas y populares, facilitando que estos pacten hacia el centro en vez de hacia los extremos. Por tanto, en el caso de que sus dirigentes crean útil la existencia de un partido liberal centrista que rompa esa polarización, defenderán la no integración.
Siempre ha habido partidos de centro, UCD, UPyD y Cs, y votantes de centro.
Por ello, creo que si Ciudadanos desaparece tras su integración en el PP, surgirá un nuevo partido que ocupara su lugar.