Resentimientos

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

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21 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya en la mitología griega los despechos estaban a la orden del día. Zeus, que era un depredador sexual, le hizo muchas perrerías a su esposa, Hera. Esta, muerta de celos, decidió tener un hijo por partenogénesis, o sea sin semen de varón. Piqué también orinó sobre el fuego de amor de Shakira y esta, despechada, provocó un incendio de dimensiones universales que, lejos de apagarse, sigue vivo. Lo que fue una relación ardiente puede acabar como la película La guerra de los Rose, en la que el matrimonio interpretado por Michael Douglas y Kathleen Turner empiezan muy enamorados y acaban zurrándose hasta el último aliento. Los despechos inspiraron grandes glorias del celuloide, el papel o los pentagramas. El mismo Vargas Llosa parece que ya adelantaba el fin de su idilio con Isabel Preysler en la pieza Los vientos, en la que venía a contar que una calentura libidinosa lo había llevado a uno de los idilios más seguidos por el mundo rosa. En fin, que parece que estamos en temporada alta de resentimientos. Como el príncipe Harry, que en su libro En la sombra pone de vuelta y media a la familia real, al tiempo que hace caja, para seguir viviendo del cuento a cuerpo de rey. No es extraño que esto suceda, cuando los príncipes de la Iglesia tropiezan en la misma piedra. El arzobispo Gänswein no esperó ni a que enfriase el cadáver de Ratzinger para ajustar cuentas con el papa Francisco. Si los pastores que tienen que apacentar a las ovejas caen tan bajo, qué esperar del rebaño. En estos casos, yo prefiero recordar los consejos de mi abuela y madrina, filósofa de lareira: «Meu filliño, tes que ser persoa, os demais que fagan o que queiran». Eso. Hay que ser persona, lo que no parece al alcance de cualquiera.