Lo único seguro en la vida es la muerte y el pago de impuestos», la frase atribuida indistintamente a Benjamín Franklin y a Daniel Defoe, me viene bien para introducir este articulo sobre lo imperecedero, lo perdurable, el ansiado y utópico triunfo sobre la muerte, la inmortalidad. Es la nueva obsesión de los grandes empresarios de Silicon Valley. Es el objetivo difícilmente alcanzable de Jeff Bezos, el creador de Amazon, o de Larry Ellison, que fundó Oracle, para el que han invertido millones de dólares en el nacimiento de empresas como Calico que tienen como fin vencer a la muerte. Este ha sido desde hace mucho tiempo uno de los deseos más ambicionados por el hombre que buscaba desesperadamente la inmortalidad.
Desde la epopeya de encontrar la fuente de la eterna juventud —que hizo enloquecer al aventurero y conquistador Diego de León, que creía situarla en la Florida norteamericana— hasta la filosofía del transhumanismo —que fija las bases tecnológicas para hallar el camino que posibilite la resurrección, y que reivindica la duración de la vida hasta los 500 años eliminando la enfermedad y el sufrimiento— fue incesante la búsqueda teórica de la inmortalidad.
Se constituyeron al menos siete empresas (cinco en los Estados Unidos, una en Rusia y otra en Portugal) que practican la criogénesis congelando cadáveres a temperaturas inferiores a 130º, criogenizando fallecidos en espera de la curación de los males que causaron su muerte. Se calcula en torno a 2.000 personas las que se han sometido a este método de supuesta vida después de la muerte.
La inmortalidad ha sido un tema recurrente en la literatura y en el cine. Recordar el relato El inmortal de Borges o Cero K de Don DeLillo y las películas Nosferatu a Más alla de los sueños.
Pretender ser inmortal se me antoja más un relato de invierno al calor de una chimenea que un proyecto probable.
Me conformo con alcanzar la edad bíblica de Matusalén, después de una vida satisfactoria que me conduzca a morir en paz. Aunque sean cien años menos que los 969 que, según la Biblia, fueron los que vivió el abuelo de Noé.