¿Por qué el joven elige tiempo frente al dinero?

Ángel Pidal
Ángel Pidal DIRECTOR DE PERSONAS Y TALENTO DE GRUPO NORTEMPO

OPINIÓN

Rodrigo Sura | EFE

26 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Inconformistas, volubles, sin miedo al cambio y en búsqueda constante de flexibilidad podrían ser las características intrínsecas de las personas que llegan al mercado laboral, pertenecientes a la denominada generación Z. Por tanto, responder a la pregunta de si los jóvenes prefieren tiempo libre a dinero parece clara: hoy más que nunca, el tiempo es oro.

El denominado «salario emocional», es decir, los incentivos adicionales que brinda una compañía a la tradicional retribución económica a fin de mes es una de las condiciones más valoradas para elegir un trabajo y quedarse.

La identificación y la retención del talento es la gran batalla que libramos las empresas. Si es difícil encontrar una persona profesional que se adapte al puesto, más lo es aún fidelizarla. Por lo tanto, toca hacer examen de conciencia para ver qué hemos hecho mal con estas generaciones o más bien, qué podemos hacer por ellas desde ya.

Según un estudio de la consultora IT ServiceNow entre jóvenes «zetas» de España, Italia y Francia, 6 de cada 10 están de acuerdo en ganar menos dinero y tener más tiempo libre, y la mayoría de las personas encuestadas españolas (59 %) han declarado que la capacidad de la empresa de ofrecer un buen equilibrio entre vida profesional y personal es lo más importante.

Quizás los que nos lamentamos de la escasez de talento deberíamos tener en cuenta las demandas de los más jóvenes, y el tiempo libre y de calidad sería la prioritaria. La máxima de «trabajar para vivir y no vivir para trabajar» se impone y la flexibilidad horaria es prioritaria, sobre todo asociada a la conciliación.

Esta demanda no es exclusiva de las personas que cuidan a familiares a su cargo, sino de quienes también quieren disfrutar de tiempo de ocio. Se calcula que la mitad de las personas trabajadoras de hoy en día preferirían tener una jornada libre, aunque implicase un recorte de sueldo, de ahí el éxito de los primeros ensayos de la semana laboral de cuatro días.

Los que nos dedicamos a la gestión del capital humano tenemos claro que en este camino no hay marcha atrás, no responde a una tendencia del momento; y nuestro deber es guiar el camino de las organizaciones hacia fórmulas flexibles que permitan compatibilizar la vida profesional y la laboral.

Si se pudiese comprar el tiempo, las nuevas generaciones sin duda lo harían, pero como por el momento es imposible, nuestro deber es brindarles todas las facilidades para que desarrollen su carrera y se identifiquen con los valores de la compañía, pesando más en la balanza el ocio que el dinero.