Trump, una modelo Playboy y una estrella porno en la Casa Blanca

Jorge Quindimil PROFESOR TITULAR DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Y RELACIONES INTERNACIONALES DE LA UNIVERSIDADE DA CORUÑA

OPINIÓN

María Pedreda

06 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un tribunal ha acusado de un delito a un expresidente, Donald Trump. Este precedente histórico no ha sido establecido por la Corte Suprema, sino por un tribunal inferior, el de distrito de Nueva York. Y lo ha hecho, además, por un delito menor de falsificación contable, vinculado con la compra del silencio de su relación con una modelo Playboy, Karen McDougal, y una estrella porno, Stormy (Tormentosa) Daniels, seudónimo a la altura de esta trama que sacude los fundamentos políticos y judiciales de la democracia más antigua del mundo y hegemónica en el planeta.

Trump tiene otras dos investigaciones abiertas por temas mucho más graves: por fraude electoral en Georgia en las elecciones del 2020 y, sobre todo, por el asalto al Capitolio en enero del 2021. También el actual presidente, Joe Biden, tiene en marcha investigaciones por sustracción de documentos clasificados, pero fue un fiscal —el demócrata Alvin Bragg—, de un tribunal inferior y por un delito menor, el que logró sentar este precedente histórico que abre la puerta a que cualquier fiscal de los noventa y cuatro tribunales distritales de los EE.UU. pueda imputar un delito a un expresidente.

Esto parece razonable en un Estado democrático y de derecho, pero hay dos elementos que distorsionan la razonabilidad: uno del pasado, pues nunca se había acusado de un delito a ningún expresidente en dos siglos; y otro del futuro, pues este proceso se alargará en el tiempo lo suficiente para coincidir con las primarias del Partido Republicano y, por tanto, para condicionar las elecciones presidenciales del 2024.

Un personaje como Trump podría salir beneficiado de ser procesado y condenado, pues contribuye a amplificar su mensaje de victimismo contra el sistema que le llevó a ganar las elecciones del 2016. Ahora puede hacer que el país se pregunte por qué un fiscal demócrata —que había usado su batalla judicial contra Trump para ser elegido— lo ha convertido en el primer expresidente acusado de un delito. Si es inocente, gana mucho. Si es culpable, gana más. Para Trump, cuanto peor, mejor.

Tras conocerse su imputación, logró recaudar más de cuatro millones de dólares en un día y ha triplicado su distancia en las encuestas sobre el rival republicano DeSantis, que incluso ha tenido que pasar a defender a Trump en lugar de atacarle. Además, ningún proceso judicial —salvo por alta traición— puede impedirle ser candidato o incluso ser presidente, salvo un proceso político de impeachment.

Se inicia un panorama tan insólito como incierto, pero su habilidad para moverse en la polémica y la confrontación le abre grandes perspectivas de cara a las primarias de su partido y para las presidenciales del 2024. Si así fuese, Trump podría volver a la Casa Blanca gracias a las consecuencias derivadas de su relación con… una modelo Playboy y una estrella del porno.