Las causas

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DEL DIÓGENES

OPINIÓN

Andreu Dalmau | EFE

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las audiencias de la televisión convencional van en caída libre, la información, la desinformación y el ocio se obtienen de forma mayoritaria a través de las series y las plataformas varias, donde se puede apreciar el cambio drástico en la escala de valores, el sexo, la familia, las formas de vida, los hábitos alimentarios y hasta las formas de delinquir.

La realidad acaba imitando a la representación de la realidad que se ve en los nuevos media, y dicha realidad va poco a poco abriendo la llamada Ventana de Oberton, estirando los límites de lo tolerable hasta el disparate.

Se aprecia claramente en todo este rebumbio de la elección de género a la carta, donde la ventana se ha abierto transformando un sentimiento o un deseo minoritario en un hecho político para, posteriormente, pasar a tener más validez jurídica que la realidad biológica.

La ventana puede seguir abriéndose y comenzar a verse un proceso semejante con cosas completamente delirantes como la insatisfacción con la edad; de hecho, hay mucha mas gente operándose para borrar los signos del paso del tiempo que para cambiar de sexo. De ahí a plantearse ¿por qué no tengo derecho a cambiar la realidad de mi edad biológica y jurídica que figura en el DNI por la que siento emocionalmente? van tres pasos.

Cualquier planteamiento, por muy radical que parezca, puede plantearse a través del mundo virtual y transmitir sus memes (ideas) a la población general sin apenas filtro alguno. Basta con embozarse en la libertad de expresión para poder expresar los mayores fanatismos. El siguiente paso consiste en organizar un movimiento que haga de la emoción una Causa, organizando manifestaciones, sacando a la palestra a expertos de todo pelo y pluma que abran un debate y den un barniz «científico» a la cuestión, da igual el veganismo que el transanimalismo. Paralelamente, las voces que se levanten contra la Causa se tildarán de hipócritas intolerantes.

Una vez conseguido, lo hasta entonces inaceptable se convierte en algo sensato que solo respeta los sentimientos individuales legítimos. Si alguien lo discute, se le identifica como militante de un radicalismo intolerante, un facha agresivo que solo pretende exterminar a las minorías. Y ya solo queda pasar de lo sensato a lo político y comenzar a preparar la legislación para admitirlo y regularlo, so pena de volver a ser un reaccionario y desoír la voz de las mismas minorías «históricamente» reprimidas.

El mundo occidental se ha convertido en un emocionato, donde las emociones son tan sobrevaloradas que se imponen a la realidad hasta el punto de acabar embarrancando en auténticos disparates.

Mientras tanto, ese mundo real que no puede cambiar causas ni emociones, sigue siendo el mismo, solo que más insoportable.