IA: ¿nos volveremos idiotas?

Susana Quintás CONSEJERA INDEPENDIENTE

OPINIÓN

DADO RUVIC | REUTERS

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Mi primer proyecto de inteligencia artificial (IA) lo hice en el 2016 cuando era algo «exótico y misterioso». Hoy, los proyectos exitosos están a la orden del día y hay muchísimas empresas que ya están aprovechando toda la potencia de los datos, la nube y la analítica predictiva para desarrollar eficiencias, nuevos modelos de negocio y más ingresos.

Y si nos referimos a la tendencia tecnológica del año, la inteligencia artificial generativa, está todo el mundo de subidón. Estos sistemas pueden crear cosas nuevas y únicas de forma automatizada y en base a algoritmos. Por ejemplo, a Bearly —que trabaja habitualmente en inglés— le pedí en castellano que me escribiese en gallego un poema sobre uno de mis perros del que solo le había dicho que era un pastor alemán. El resultado, xeitosiño y en menos de un minuto. Se ha puesto al alcance del común de los mortales la creación de contenido original de muy buena calidad en textos, imágenes, vídeos etcétera. Hay muchos modelos de negocio, como la publicidad, que se verán transformados completamente. Gartner ha pronosticado que, para el 2025, el 30 % de los mensajes de márketing de grandes empresas se generarán sintéticamente, frente al 2 % en el 2022.

Para los estudiantes que se frotan las manos, pensando en no volver a hacer nunca más un trabajo por ellos mismos, agito una bandera roja: ChatGPT —otra de las aplicaciones—, cuando no sabe algo, se lo inventa y se queda tan pancha. El otro día le pedí que escribiese un correo electrónico de queja por un fallo en el sensor en una rueda de mi coche. No le puse ni qué rueda era ni el modelo de coche: pues se lo inventó y se equivocó. El error, en este caso, es muy fácil de detectar, pero en otros sería más difícil si no eres un experto en el tema. Ojito, ojito a los avispados.

Actualmente, la IA todavía tiene dificultades para interpretar ciertos tipos de información que requieren de una comprensión profunda del contexto y las emociones humanas. Para mí, lo que ha ocurrido es que de repente se puede escribir de cualquier cosa, encontramos respuestas nuevas y originales a nuestras preguntas. Además de posible, es sencillo.

Las posibilidades son inmensas. Pero, inevitablemente, todos los cambios tecnológicos acaban impactando en la sociedad y en las personas induciendo cambios. De ahí la pregunta que titula este artículo: si la IA genera ella solita todo tipo de contenido, nosotros, los humanos, ¿nos volveremos más idiotas?, ¿dejaremos de pensar por nosotros mismos?

Seguramente, algunos se volverán más vaguetes. A mi juicio, en el mundo de desinformación y manipulación al que estamos abocados, tener criterio propio será un elemento diferencial y también curiosidad intelectual. Lo importante no es la capacidad de encontrar las respuestas acertadas, sino de saber hacer las preguntas correctas. Precisamente, una de las habilidades críticas, en la actualidad, en una carrera profesional es la capacidad de aprender. Es importante lo que ya sabes hacer, pero es clave lo que eres capaz de aprender; especialmente, si hablamos de la generación Z y los centennials, que tienen por delante un mundo complejo. Mi consejo para ellos: no dejéis nunca de aprender.