Es tiempo de individualismo feroz, donde cada cual se inventa su propia mística y organiza su vida como si fuera un kit, eligiendo tipo de dieta, sexo, ocio, religión, militancia y todas las variables que uno quiera introducir. Esta posibilidad solo está permitida en unos pocos países libres como el nuestro, porque en la mayoría esta opción no está disponible. La libertad que disfrutamos es una de las conquistas más preciadas, que sin duda debemos cuidar y conservar.
Hasta aquí todo va bien, el problema surge cuando el ejercicio de la libertad individual ofende a la libertad del otro o —lo que es peor— se utiliza para ridiculizar el kit de vida que ha elegido el vecino.
Las redes sociales y los medios de comunicación, sostenidos por sus respectivas ideologías, han conseguido que, por una parte, se ofenda a muchos ciudadanos y, al mismo tiempo, se sientan ofendiditos por las respuestas que da el ofendido.
En estos días santos para la fe cristiana siempre surgen voces y memes ridiculizando la Semana Santa como si fuera un happening carnavalero, al tiempo que se guarda severo respeto con otras creencias. Nadie se atreve a hacer pintadas en una mezquita.
Salta la polémica en un programa de TV3 donde el ¿humorista? Toni Soler ridiculiza a la Virgen del Rocío, entrevistándola acerca de su vida sexual, con —faltaría más— claro acento andaluz. ¿Nadie va a pedir disculpas a los miles de almonteños y fieles de la Virgen del Rocío por semejante falta de respeto en un medio público? No, al contrario, el cómico reitera que no tiene nada de qué disculparse, embozado en la manoseada libertad de expresión.
Nadie ridiculiza a la Virgen de Montserrat, pero con una charanga de Puigdemont se rasgaban las vestiduras. Un poco de respeto a todos, por favor.