
Hay síntomas que exigen reaccionar y luchar por la homeostasis colectiva, por la supervivencia. La insubordinación en la patrullera lusa Mondego es preocupante, y no solo para Portugal, sino incluso para la UE. Denota el declive y hasta la inanidad de Europa y de sus tan impotentes como ensoberbecidos Estados. Alegando motivos de seguridad, cuatro sargentos y nueve marineros del NRP Mondego se negaron a zarpar tras ordenarles seguir a un buque ruso que navegaba al norte de Porto Santo, Madeira. Lo que nadie quiso subrayar es que el Mondego ya había prestado servicio en la Armada danesa entre 1992 y el 2010, siendo vendido a Portugal en el 2014. Chatarra.
El almirante Gouveia e Melo, profesional cabal donde los haya, se personó y pasó revista. Pero la realidad es tozuda. Sucede como con los submarinos españoles, con los Leopard germanos incluso en Alemania, y hasta con la infiltración radical en el inoperativo Bundeswehr, o con la destitución del general galo Eric Vidaud por no haber sido capaz de prever la invasión rusa de Ucrania, o con los achaques de nuestro único portaviones decoroso, el Charles de Gaulle. Mejor olvidar al heroico general Villarroya, quien, dándolo todo por la patria, se coló de los primeros para vacunarse del covid, hecho no-de-armas que le aseguró el ascenso crematístico como agregado militar en la OEA, con sede en Washington, o sea, cobrar unos 20.000 euros al mes. Para mayor reconocimiento, ahora se le coloca al frente de la Real Orden de San Hermenegildo y del felón Fernando VII. Cincinato o Escipión merecerían menos del Ministerio de la Cosa.
Parece que a Europa le gusta vivir tutelada por EE.UU. y amenazada por doquier. Que le gusta malgastar sus recursos mientras se enfrenta al reto económico de su senescencia y a su escaso progreso tecnológico. Los suecos reinstauran un inútil servicio militar. Los fineses obsequian a Lockheed Martin con 10.000 millones de euros. Dinamarca sube sus impuestos para emular a sus vecinos. Alemania destina otros 100.000 millones adicionales para nada. Suma y sigue en despropósitos.
De Gasperi murió el 19 de agosto de 1954. El 30 de ese mismo mes, la Asamblea Nacional francesa rechazó su visionario proyecto de Ejército federal europeo. Fuimos capaces de crear el euro y de acabar con el vicioso monopolio estatal de acuñar moneda. ¿Lo seremos en esto? A la fuerza ahorcan. El himno portugués nos resume lo que todos fuimos, pero no lo que somos todos por separado, ridículos e irrelevantes: Heróis do mar, nobre povo, Nação valente e imortal, Levantai hoje de novo O esplendor de Portugal! (…) Às armas, às armas! Pela Pátria lutar. Sí, lutar despilfarrando y, lo que es peor, perdiendo. Comencemos por crear una Armada europea. Lo demás caerá por su propio peso.