El vicepresidente gaseoso

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

NACHO GALLEGO | EFE

26 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, García Gallardo, aconsejó a un grupo de jóvenes de un colegio salmantino que sean críticos y cuestionen todo aquello que los adultos dan por sentado. Concretamente, se preguntó si la Segunda República fue un régimen democrático o si los altos niveles de emisiones de dióxido de carbono (CO2) son peligrosos. Curiosamente, su reflexión sobre el espíritu crítico la planteó en un colegio concertado de la orden de los Agustinos y, sin ánimo de polemizar, en ese ámbito se me ocurren muchas otras cosas sobre las que ser crítico; sin embargo, él no tiene dudas sobre la posición de la Iglesia tras la República. Estoy de acuerdo en lo del espíritu crítico, pero todo tiene su límite.

Veamos. Se puede ser crítico con Vox o con el entrenador de la Unión Deportiva Salamanca, pero no tiene mucho sentido criticar la fotosíntesis o la ley de Boyle-Mariotte, por poner dos ejemplos, a no ser que este prometedor físico tenga poderosas razones para hacerlo. Yo creo que sería mucho más acertado recomendarles a los alumnos que estudien y que lean, evitando así que acaben preguntándose para qué sirve un vicepresidente.

Abundando en sus conocimientos de biofísica, el político explicó que el dióxido de carbono «es el mejor de los gases para el desarrollo de la naturaleza». Les confieso que después de décadas de experiencia en el mundo de la botánica no tengo ni idea de qué quiere decir el «desarrollo de la naturaleza» ni, por cierto, dónde está ese ránking de gases. He acudido presto a su currículo para ver su formación en física y química y, oh, he encontrado que es graduado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas, de la Compañía de Jesús, y que posee «formación en comunicación y debate, habiendo quedado decimotercero en categoría individual en el Campeonato Mundial de Debate por parejas en 2013». Haciendo uso de la sugerencia de cuestionarse todo, del espíritu crítico que García-Gallardo nos recomienda, me interesa especialmente saber cómo se puede quedar en un puesto en categoría individual en un campeonato de debate por parejas; pasaré por alto que el puesto es el trece, ¡vaya mal fario!

El problema del vicepresidente gaseoso es que llueve sobre mojado y no hay jardín en el que no se meta: en el trato equivocado a personas con discapacidad, en la regulación del aborto, en la despoblación y la hipersexualización de la sociedad, etcétera. Vale que Vox no es un campo abonado para la cultura y la ciencia, pero este hombre estaría mejor en el club de la comedia.

En fin, si el decir tonterías desgrava en la declaración de Hacienda, a este experto en gases le tiene que salir a devolver.