Se acaba de cerrar el plazo para que quienes habían aprobado el examen MIR eligiesen plaza. Respecto a Medicina Familiar y Comunitaria (los médicos para atención primaria), los datos son demoledores: empeoran respecto al año pasado, es la única especialidad que pincha, pues, de las 2.455 plazas ofertadas, 202 quedaron libres.
Las vacantes son en Aragón (15), Asturias (6), Cantabria (4), Castilla y León (55), Cataluña (36), Extremadura (27), Galicia (39), Navarra (18) y La Rioja (2). Como vemos, Galicia es la segunda comunidad con peor resultado.
Desde hace años, la Consellería de Sanidade repetía como un mantra que la solución a los graves problemas de nuestra atención primaria pasaba por acreditar más plazas para mir de Medicina Familiar y Comunitaria y que el problema estaba en el tejado del Gobierno central, que no aprobaba esta ampliación. ¿Y qué dirán ahora desde la consellería, cuando los datos ponen de manifiesto que la realidad era otra muy diferente?
La solución —guste o no políticamente— pasa por mejorar las condiciones de trabajo de los médicos de atención primaria. Y esto no es solamente una cuestión de mejorar las retribuciones, como algunos piensan en la consellería.
La cuestión va mucho más allá de lo económico, porque el problema es estructural. Para afrontar estos cambios hace falta creatividad y coraje. Y mucho me temo que ambas virtudes escasean.
