El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, acaba de hacer uso de su prerrogativa para disolver las Cortes y convocar elecciones generales. Es una decisión inusual, y a la vez valiente y honesta, que se produce al fragor de los resultados de unas municipales y autonómicas que la derecha convirtió en una especie de plebiscito sobre la figura del propio Sánchez.
Decisión inusual porque nunca antes se había respondido así a una cita electoral en la que un partido, el PSOE, no alcanzó los resultados deseados y asumió que decenas de alcaldes y alcaldesas sucumbieron a la ola electoral favorable al PP y sus socios de Vox cuando estaban haciendo las cosas razonablemente bien.
Decisión honesta porque el también secretario general del PSOE toma nota de lo ocurrido y asume las responsabilidades en primera persona, llamando a la ciudadanía a las urnas para que se pronuncien, ahora sí, sobre la forma escogida por el Gobierno para gestionar una pandemia y los efectos de la guerra de Ucrania o para mitigar la escalada de precios de los productos básicos.
Por eso mismo, también se trata de una decisión valiente. El presidente del Gobierno no se arredra. Al contrario, recoge el guante de lo ocurrido el 28-M y le va a dar voz a la ciudadanía para que elija entre dos modelos de gestión.
El PSOE apostó desde el Gobierno por mantener la buena marcha de la economía y, al mismo tiempo, ampliar el escudo social diseñado para la protección de las clases medias y trabajadoras. Así que se trata de elegir entre aquellos —la derecha— que proponen salir de la crisis con recortes de las políticas públicas y reducción de derechos sociales, o aquellos otros —el Gobierno socialista— que promueven un modelo que concilia el crecimiento económico sano con la políticas de igualdad y un catálogo de medidas de protección pensado para los que menos tienen: subida del salario mínimo y las pensiones, refuerzo de la sanidad pública o ampliación de las becas de estudio para premiar el esfuerzo académico y facilitar el acceso a los estudios a las familias con menos recursos.
En definitiva toca decidir qué modelo social queremos, y ya solo queda o apoyar al PSOE u optar por la UTE que conforman PP y Vox.