Que gane la democracia...

Luis Braga da cruz FUE MINISTRO DE ECONOMÍA DE PORTUGAL POR EL PARTIDO SOCIALISTA

OPINIÓN

María Pedreda

02 jun 2023 . Actualizado a las 14:17 h.

Hay una regla en política internacional: un político activo de un país no se debe entrometer en la vida interna de otro país. Como nunca milité en un partido político, ni estoy en activo, nada me impide de corresponder a la petición de La Voz de Galicia para comentar los actuales acontecimientos de España.

Sobre los resultados de las elecciones del domingo pasado, el jefe del Gobierno español sorprendió a todos anticipando las elecciones legislativas en medio año. Para unos se trata de una decisión legítima, que puede contribuir, de cierta manera, a la reducción del impasse político. Al contrario, otros entienden que fue una hábil maniobra para romper el ímpetu ascendente de la oposición del Partido Popular, bajo el nuevo liderazgo del sosegado gallego Alberto Núñez Feijoo.

Creo que hay la voluntad de aclarar la situación política de España. No me parece que haya habido intención de coger desprevenida a la oposición. Me parece más plausible que el jefe del Gobierno pretenda explorar el margen de maniobra frente a los partidos más radicales o separatistas.

Durante muchos años, las democracias europeas se beneficiaron de una preferencia pendular del electorado, oscilando entre los dos partidos dominantes del espectro político. Portugal y España siguieron esta tendencia y esto se tradujo en estabilidad y, sobre todo, previsibilidad gubernamental.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Nuevas formaciones intentaron sustituir a los partidos clásicos. Los partidos comunistas, como vestigio del período de dominio soviético de posguerra, estaban perdiendo un poco su fuerza en todas partes.

El fenómeno populista se acentuó y la radicalización política se apoderó de un electorado descontento. Se formaron nuevos partidos en torno a intereses efímeros, algunos con poca carga ideológica. Los jóvenes ya no se dejan seducir por la política y reservan su voto para quienes los cautivan con nuevas motivaciones. Hay temor a la devaluación de la democracia representativa.

En este contexto, es cada vez más complejo formar coaliciones estables y duraderas. De la época de la cooperación transfronteriza pionera que desarrolló la Región Norte de Portugal con Galicia, recuerdo lo que don Manuel Fraga decía que eran las dos directrices más importantes de una política en curso: ser selectivo y constante. Quería decir que es necesario saber escoger y después no estar siempre cambiando.

Interpreto que las elecciones anticipadas en España pueden contribuir a que la democracia sea dignificada y que las opciones se afirmen con más claridad.