Cando a operación non da chegado

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

HAC

02 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Unha demora evitable?

A situación que estou vivindo de preto este último ano cun familiar de primeiro grao permíteme apreciar que parte dos engrenaxes da Administración sanitaria están a fallar. A cuestión da demora nas listas de agarda na sanidade pública non é algo novo. O que pon de manifesto a imperante necesidade de incorporar máis recursos humanos e materiais nesta área. As consecuencias deste atraso nas listas de espera cirúrxica no caso de enfermidades graves poden ser nefastas.

Na actualidade o tempo máximo de espera de 60 días naturais —que establece o decreto 105/2017, do 28 de setembro, para unha relación de diagnósticos que se detallan no seu anexo I— non semella estar a cumprirse. O citado decreto señala tamén causas de suspensión da mencionada garantía do prazo máximo de agarda, alleas á situación do paciente, como acontecementos catastróficos, epidemias, folgas ou disfuncións graves que afecten a un ou máis servizos sanitarios. Deste xeito amplíase por un período de tempo «indeterminado» a longa e angustiosa espera destes pacientes (compartida polos seus achegados). Tal circunstancia debería poder ser evitada pola Administración dunha sociedade europea do benestar do século XXI. A intervención a tempo é clave neste tipo de enfermidades e supón en moitos casos a diferenza entre vivir ou morrer: párense a reflexionar como se sentirían ante tal situación. Como cidadá que traballa na Administración pública preciso crer no sentido, coherencia e eficiencia da mesma para desempeñar o meu traballo diario coa motivación intrínseca que require unha profesión como é a docencia. Esa que achega os coñecementos xerais de Química e de Física aos posibles futuros médicos. Resultarame difícil manter tal motivación se non se resolven disfuncións do sistema con tan alta repercusión para a vida das persoas como a descrita. N. A. L. Negreira.

  Izquierdas o derechas

La guerra entre la derecha y la izquierda siempre ha existido. Cada uno barre para su casa haciendo promesas que no va a cumplir y queriendo engañar a todos sus ciudadanos una vez más. No podemos olvidar la historia que nos precede. Desde un punto de vista narcisista la derecha nos quiere hacer ver que la izquierda es la mala, la que lo ha hecho mal, la causante de todos los problemas de los ciudadanos. No nos engañemos. La derecha es la que quiere quitar los derechos poco a poco: a la igualdad, al salario digno, al aborto y a tantos otros por los que lucharon generaciones pasadas. Por su parte, la izquierda nos ha mentido a la cara. ¿Quién me representa? Lo cierto es que unos menos que otros. Lorena Rivero Aguilar.

Los horrores de la inteligencia artificial

Hay algo peor que una pandemia. Se trata de los efectos negativos de una inteligencia artificial mal utilizada: acoso, reseñas falsas, tecnología para eludir la detección de esta IA, alteraciones del mercado bursátil... Cualquier ciudadano puede ser víctima de delincuentes que utilizan para su propio beneficio y saltándose todo tipo de normas la IA, pero sin embargo no hay protocolos de actuación que acaben con estos comportamientos. Ana María Díaz Vázquez.

 ¿Votar? Aunque sea en chanclas

El discurso del presidente Sánchez, después del 28M, no tiene desperdicio. Parece mismo que dedica su tiempo a reñir a quienes no le votaron. Culpables, sin duda, de que tengamos que ir a votar en mitad del verano. Comienza por predecir el futuro, adivinando las cuitas y sufrimientos que van a padecer él y su partido, el nuevo PSOE, sin dejar de autoalabarse por las otras cuitas y sufrimientos que ha superado entre la pandemia y la guerra de Putin. Acto seguido explica lo injusto del resultado electoral de las municipales, insinuando lo mal que han votado unos millones de españoles, en concreto, quienes no le han votado a él (de extrema derecha y de derecha extrema, en su totalidad) Y todo esto en medio de los acompasados aplausos «norcoreanos» de sus ministros y ministras. Viendo semejante escena de comunión en palmas y pareceres, se echa de menos que no salgan todos y todas con idéntico atuendo de formas y colores, con el rostro vuelto hacia su amado líder al tiempo que agitan fervorosamente vistosos banderines. Pero estamos en España. Afortunadamente hay democracia y tenemos la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes. Aunque sea en chanclas. M. J. Vilasuso. As Pontes.

Cómo participar

Por correo electrónico a cartasaldirector@lavoz.es o por correo postal a la siguiente dirección: Avenida da prensa, 84 y 85. Sabón, 15143 Arteixo (A Coruña).

Las cartas no deben exceder de 20 líneas y se identificarán con nombre, domicilio, DNI y teléfono del autor. La Voz de Galicia se reserva el derecho de extractar los textos. No se informará sobre las cartas recibidas.