Váyase, señor González

Nieves Lagares
Nieves Lagares Diez MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

FERNANDO VILLAR | EFE

08 jul 2023 . Actualizado a las 09:56 h.

Todos los españoles y españolas de bien votaron un día al PSOE, votaron el cambio de González; renombrados periodistas, opinadores e incluso el propio Feijoo presumen ahora de haber votado a González, como si eso diera una pátina de progresía pasada, y hablara de un tiempo en que la izquierda merecía de su aprecio.

Felipe González se ha convertido en el agua purificadora de la derecha, en el bautismo democrático que separa a los talluditos de las veleidades franquistas del pasado, que los legitima para criticar a Sánchez con dureza porque es diferente a González, diferente a ellos, incluso a coquetear con Vox porque también un día votaron socialista. Se aferran a González para expresar su resentimiento ante los cambios que no comparten, y me incluyo, que no compartimos, los cambios que nos dejan atrás, que preparan un mundo que no es el nuestro ni el de nuestras madres.

Y mientras lo hacen, mientras instrumentalizan su voto a González, y comparten los cambios que él introdujo, se olvidan de que también entonces había otros como ellos ahora, que rechazaban esos cambios, renuncian a Fraga, incluso a Suárez, para unirse al cambio de González, esa generación marcó España.

Es fácil compartir a González en su diversidad, la transformación de las infraestructuras y los servicios, la sanidad, la educación; es más difícil compartir a Suárez, aunque su protagonismo en la transición lave su pasado, y es casi imposible compartir a Fraga, a pesar de ser el mejor estratega de los tres y el único capaz de inventarse una ubicación en el sistema de partidos y consolidarla hasta el actual PP. Más allá de posiciones ideológicas, los tres son igualmente fundamentales porque la España de mi generación no existiría sin ellos, sin sus aciertos y sin sus errores.

Aznar fue el último presidente de esa España, y seguramente fue su papel en las Azores y en la Guerra de Irak lo que la destrozó. Con Aznar se acabó la España de la transición y con Zapatero comenzó la de los nuevos derechos, la de los nuevos valores, la de la postransición. Una España que renuncia a la transición para crear su nuevo cambio, y muchas veces sentimos que este cambio ya no es el nuestro. Cada vez que la derecha quiere acabar con un presidente socialista lo personaliza, ataca al individuo, no a las políticas; aún no sé lo que propone Feijoo, pero sí que hay que «derogar el sanchismo», tampoco supe nunca lo que proponía Rajoy, pero sí que «Zapatero era lo peor que le había pasado a España», y no recuerdo nada de Aznar, pero sí el «váyase señor González», eso que coreaban los mismos que ahora presumen de haberlo votarlo.

El problema es que aquel «váyase señor González» no refiere ahora a una persona, sino a una generación, a una España que se cerró con Aznar, y a la que por mucho que quiera Feijoo, no podrá volver; porque el tiempo cambia y ya ha pasado el momento de todos los señores y señoras González.